El caso de la perra podenca a la que un vecino de Cáceres apaleó hasta casi matarla en el cerro de la Buitrera el pasado mes de agosto no llegará a juicio, ya que el juez que ha instruido la causa, el titular del Juzgado número 2 de Cáceres, dictó ayer mismo un auto decretando su archivo.

La Asociación para la Defensa de los Animales, que dio a la pondenca el nombre de Alegría, y un vecino que vió apalear al animal denunciaron en los juzgados al autor de los hechos, Antonio M. R., de 38 años, pero una vez concluida la fase de instrucción, y tras las investigaciones y toma de declaraciones llevadas a cabo, el juez ha considerado procedente archivar la denuncia.

En su declaración Antonio M. R., que ha contado con la defensa del letrado cacereño Antonio Luis Díez García, aseguró que nunca tuvo intención de maltratar al animal, sino de matarlo para evitarle sufrimientos. Según indicó recogió a la perra porque estaba suelta por las inmediaciones de su casa, pero como estaba vieja, se asfixiaba y no podía ni andar, decidió llevársela a la Buitrera para matarla "por piedad". Aseguró, también, que no la maltrató ni se ensañó con ella, que sólo le dio un golpe en la cabeza y la dejó creyéndola muerta, y que no sabía que su conducta podía constituir un delito.

Indicó, asimismo, que pertenece a una sociedad galguera, pero que ésta nunca le informó de la forma en que deben sacrificarse los perros.