Miguel Antonio Luceño Rubio o Antonio Luceño o don Antonio Luceño, como se le conocía por todos, el hombre que con su afecto y su saber ejerció a lo largo de su vida profesional la labor de maestro de maestros, el profesor, que dedicó sus mejores conocimientos científicos y personales como profesor de Psicología en la Escuela del Magisterio, en el Instituto El Brocense, en el Hernández Pacheco, en el centro Proa o en el Licenciados Reunidos, centro éste de gran prestigio y que fundó junto a otros ilustres compañeros de la enseñanza, y asimismo profesor emérito de la Universidad de Extremadura.

Nacido en Camino Llano en 1926, el profesor Luceño forma parte inseparable de cualquier rincón cacereño en el que circulara la vida de la ciudad. Deportista, promotor de actividades culturales y de ocio, cofundador de entidades educativas y sociales, catedrático y también escritor enamorado de su ciudad, a la que dedicó tres libros, "Cáceres, el susurro de las piedras", "La casa solitaria de los pilares y otros relatos" y "La cueva de la becerra y otros relatos".

La Facultad de Formación del Profesorado, por acuerdo de su Junta de Facultad el 25 de febrero de 2016, propuso al Ayuntamiento de Cáceres que fuera nombrado hijo predilecto de la ciudad con la denominación de un espacio público (preferentemente de carácter cultural) de Cáceres con su nombre, en reconocimiento de su dedicación durante 40 años a la ciudad. La facultad considera plenamente acreditados los méritos de don Antonio Luceño, principalmente en la antigua Escuela de Magisterio y en su heredera, la Facultad de Formación del Profesorado de Cáceres.

EL PROFESOR, el catedrático del instituto El Brocense de Cáceres y de Magisterio, el profesor emérito de la Universidad de Extremadura, el hombre enamorado de su inseparable esposa Agustina, el buen padre de sus hijos y el maestro ejemplar y humano de cientos de miles de alumnos que tuvieron la ocasión de formarse en sus enseñanzas y en su Cátedra. Muchas han sido las generaciones de maestras y maestros que se han formado profesionalmente a través de sus aulas, hasta que con la Ley General de Educación de 1970 las Escuelas Normales se integraron plenamente en las universidades españolas y la Escuela Normal de Magisterio de Cáceres pasó a formar parte de la Universidad de Salamanca, con la denominación de Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de Educación General Básica de Cáceres, hasta que en 1973, con la creación de la Universidad de Extremadura, se integró en la misma. siendo en la actualidad Facultad de Formación del Profesorado.

En 1992, al cumplirse el 150 aniversario de su creación, la Escuela Normal de Magisterio de Cáceres fue distinguida con la Medalla de Extremadura en reconocimiento a su labor educativa e institucional en la promoción humana, cultural y social de los extremeños. Ya Miguel Antonio Luceño Rubio, formaba parte del listado de ilustres profesores que habían pasado por sus aulas y era uno de los que por sus méritos lograron el honor de la distinción. Desde aquí con humildad, y en mi condición de exalcalde de Cáceres y sobre todo como ciudadano, me sumo a esta petición fervorosamente por ser de justicia reconocer a los hijos de la ciudad que se distinguieron por su entrega a ella más allá de su obligación.