Jamás me ha gustado ser protagonista de nada. No me va ese papel. Bien lo saben quienes me conocen, aunque sea sólo un poco. Además, soy de los que piensan, apelando al academicismo que marca esta profesión que tanto amo, que los periodistas no debemos ser noticia. Por definición, no somos noticia. Tampoco lo seré ahora, advierto, pese a que me vean ahí, posando, con la réplica de la vendedora de periódicos Leoncia .

La nueva aventura periodística, que tiene también mucho de lúdica, pretende nacer y desarrollarse cada jueves bajo la intención y el valor intrínseco del tratamiento, sin estridencias, de cuestiones de más o menos actualidad de Cáceres.

Esa es la intención. Lo de mi foto, habitualmente alusiva al tema que trate, no es sino una humilde pose a modo de respetable sugerencia de mi director, Miguel Angel Muñoz . Reconozco que me da un poco de vergüenza. Una pose que, si quieren, será un homenaje al Cáceres más global y universal, pero también al Cáceres más local. Una pose ilustrativa de carácter informal, pero formalmente comprometida con el periodismo y con mi ciudad. Porque Cáceres se presta al comentario. Al cachondeo. También, por qué no, al dramatismo dialéctico. Y es que Cáceres 'is different'. El 'catovismo', esa religión cuyo origen está en aquel acertado 'Cáceres de toda la vida' que 'universalizó' el exalcalde José María Saponi , me ha inspirado el nombre genérico del artículo de opinión. Se aceptan sugerencias y por supuesto que también, con deportividad, la crítica.