La ampliación del cementerio de Cáceres se diseñó hace una década. Desde entonces, en distintos procedimientos de contratación celebrados en el ayuntamiento, se han ido edificando pabellones con unos doscientos nichos en cada lote. Siempre se ha ido muy justo en el número de sepulturas vacantes, pero lo normal era que quedasen nichos nuevos libres. La situación ahora es más grave y no tiene una solución a corto plazo, solo la de reutilizar los nichos ya construidos en otras áreas del camposanto cuyas concesiones de uso han finalizado.

No se tenía que haber llegado a esta situación. Se habían dado los pasos adecuados para que no fuera así. A mediados de 2018 se hizo una modificación en los presupuestos municipales de ese ejercicio para dotar de crédito un nuevo lote de nichos en la parte nueva del cementerio. Y después se sacó la obra a contratación, con una propuesta de adjudicación hecha a finales de 2018. El adjudicatario fue la empresa Orizontia.

Los trabajos en el camposanto no comenzaron en plazo y no fue hasta el verano de 2019 cuando los operarios empezaron con la construcción de los pabellones con los nuevos nichos. Orizontia subcontrató a otra empresa, Aguaema, que fue la que empezó con la ampliación. Así hasta el pasado mes de noviembre, cuando Aguaema, ante la falta de garantía de que iba a cobrar, decidió paralizar las obras.

De momento no se puede hacer nada hasta que el ayuntamiento resuelva el contrato con el grupo Orizontia y se necesita la resolución de la Comisión Jurídica de Extremadura, órgano autonómico que decide sobre la nulidad de los contratos administrativos. Después se pretende retomar los trabajos con un nuevo procedimiento con un trámite de urgencia, con unos plazos más cortos.

No es que la ciudad se vaya a quedar sin nichos, pero se están reutilizando aquellos que están en el recinto histórico del cementerio, algunos con más de un siglo de antigüedad, y los que están en la parte más nueva cuya concesión de uso, que puede ser de cinco o de treinta años, no se renueva o finaliza. El pasado viernes, por ejemplo, solo había quince nichos en condiciones.

Ya ha habido quejas de familiares y probablemente habrá más y aún se tardarán varias semanas hasta que se puedan reanudar las obras de la ampliación. La solución es afrontar una ampliación mayor y no por fases como se ha venido haciendo hasta ahora. En los presupuestos de 2020 no hay partida y en los próximos dependerá de la capacidad del ayuntamiento, cuyos gastos corrientes se comen casi todos sus ingresos corrientes, dejando poco margen para la inversión, salvo el recurso de las operaciones de crédito o la enajenación de suelo. Habrá que dar de una vez una solución a un problema que más tarde o más temprano acabará afectando a todos.