La intervención de la fiscalía y la gravedad de los hechos que se recogen en el informe elaborado por la Junta emborronan el expediente intachable que atesoraba el Centro de Acogida de Menores Julián Murillo tras más de 20 años de actividad en la ciudad. Sus orígenes se remontan a los antiguos centros de beneficencia de la capital cacereña y actualmente funciona como institución encargada de la atención a niños de 0 a 6 años que se encuentran en situación de desamparo y desprotección.

El centro pertenece a la Diputación de Cáceres, aunque en la práctica los trabajadores cuentan con una dirección bicéfala en virtud del convenio de colaboración suscrito por el ente provincial con la administración regional en el año 1988. Como consecuencia del mismo, el personal del Julián Murillo pasó a depender funcionalmente de la Consejería de Bienestar Social --ahora Consejería de Igualdad y Empleo--, aunque su dependencia orgánica era responsabilidad del gobierno provincial, que aún sufraga las nóminas de los trabajadores del centro que integraban su plantilla cuando se firmó el convenio con la Junta.

Nuevos trabajadores

Paralelamente, la administración regional ha incorporado a sus propios trabajadores, --una vez que se denunció el convenio en el 2007-- en vista del nuevo centro que pretenden construir y que provocará el cierre de las actuales dependencias del Julián Murillo, en la ronda de San Francisco.

La desaparición de las instalaciones actuales se dio a conocer en el 2005 por el entonces director general de Infancia y Familia, Javier Alonso de la Torre, quien anunció que los niños que residían en el centro se trasladarían a otro que se estaba construyendo en Badajoz.y al de Valcorchero, en Plasencia. Después, y a raíz de las quejas de trabajadores y sindicatos por la desaparición de este servicio en la ciudad, se estudió la construcción de un nuevo centro en una parcela municipal de 5.000 metros situada la esquina entre el bulevar Juan Solano Pedrero y la ronda de la Pizarra, en Nuevo Cáceres.

Entonces se habló del 2007 como el año en el que cesaría la actividad en el edificio actual para trasladarse a un centro más moderno diseñado por el arquitecto cacereño Eleuterio Sánchez Vaca, y con capacidad para 40 niños. Que nada impida que el nuevo centro pueda verse como un hogar.