Entras en el teatro y después de tomar asiento, te interesa la escenografía: te sorprende las perchas colgadas y el montón de maletas (enseguida lo asocias con la emigración). Ya relajado, te agrada el lugar, apropiado para una representación en esta apacible noche del día de San Juan, donde ha acudido gran afluencia de público para asistir a Las Cervantas.

La música suave de un violonchelo invita a la presentación de los personajes. Y antes de nada extienden una tela para advertir que se trata de un hecho real, ocurrido en el siglo XVII, delante de la casa de Miguel de Cervantes en Valladolid: la muerte de un caballero de la Orden de Santiago.

Y entre las averiguaciones de los aguaciles y el alcalde, salen a relucir episodios acerca de la vida desafortunada de Miguel y del contexto de la edición exitosa de la primera parte del loco de la novela. Los diálogos entre estas cinco mujeres se desenvuelven en unos momentos con angustia y en otros descriptivos con una calidad literaria que cautiva, como la escena de la muerte. Ensartan refranes y citas de El Quijote y de otras novelas, no podía ser por menos.

Entre escena y escena aparecen las maletas cerradas unas veces y abiertas otras, para indicar el día, la mañana o la noche cerrada; idea original en lugar de mostrar el rótulo tan usado "al día siguiente"; y que mejor medio para mostrar el paso de los días que utilizar unas maletas que siempre han viajado en el tiempo.

Toda la obra se desenvuelve en una intriga interesante a modo de una novela policiaca de Agatha Christie. ¿Qué tiene que ver el caballero Ezpeleta allí asesinado? ¿Acaso están todas implicadas, Constanza, Isabel e incluso la de los votos que le dejó el vestido de seda o la misma mujer de Miguel que llegó un día más tarde de lo previsto?

Y entre escena y escena, el violonchelista acompaña con acordes musicales a esos momentos intrigantes, amén de otros ruidos e incluso las campanadas del reloj de San Mateo. También te enteras del significado de las perchas, ya que ellas son costureras que cosen para las damas y los caballeros, por esa razón entran y salen de la casa; y es pretexto para acusarlas de putas y las interrogan y apresan, y todo porque son mujeres. Llegan a una determinación para defenderse: decir a la justicia lo que interesa, en contra de la posible verdad. Este juego forma parte de la intriga.

Andrea toma la decisión de marchar a Madrid, para dejar de ser las cervantas, porque ellas quieren ser libres como la pastora Marcela, que representa la libertad de amar o Leandra o Dulcinea. No quieren ser tapaderas de la corrupción y de los corruptos que encuentran cualquier excusa para desviar la atención de los verdaderos culpables.

Y Finaliza con la marcha de todas, llevando las maletas para emigrar a Madrid, mientras se vuelve a escuchar la música del violonchelo.

Las actrices recibieron contentas los aplausos del público, y también salió a recibirlos con humildad el Director y su Ayudante de Dirección.

Gracias a todos disfrutamos de tan maravillosa y risueña historia.