"Normalmente se siente antes y luego se quiere". Santos Benítez quiere aclarar antes de nada el título de la obra. Con acento cacereño y a golpe de sustantivo presenta junto a César García Quereres y sentires, raíces de religiosidad popular (2016, Tau ediciones), un recopilatorio sobre el cacereñismo y su fervoroso sentimiento religioso. La publicación multitemática recoge en verso y prosa las palabras que en algún momento cacereños han dedicado a las imágenes de fe que con los años han conseguido hacerse un hueco en el imaginario social. "Es una selección de intervenciones públicas, de artículos, de conferencias, de poemas con las que tratamos de poner de manifiesto nuestras creencias", apunta García. No hace falta asegurar que en este caso el orden de los factores no altera el producto de estos dos cacereños muy ligados a la Semana Santa. El libro cuesta 15 euros y los autores destinarán todos los beneficios de la venta a proyectos del colectivo cristiano Cáritas en la capital cacereña.

--Con un título que no puede ser más extremeño, ¿cuál ha sido la pretensión de la obra? ¿han conseguido lo que querían transmitir?

--César García: Tanto Santos como yo hemos vivido muchas tradiciones, pertenecemos a muchas cofradías, todo ese cúmulo de experiencias no has producido un amor hacia estas manifestaciones. Este sentimiento se materializa en el libro con dos vocablos que me gustan especialmente.

--Santos Benítez: Hemos recogido en este libro una serie de experiencias y documentos que estaban inéditos de pregones, de presentaciones que nunca se habían recogido por escrito. Como el objetivo del escritor es que la gente disfrute y como es una cosa tan nuestra, queríamos que la gente de Cáceres lo viera interesante. Forma parte de la identidad y del patrimonio de la ciudad.

--El libro recopila toda esa actividad religiosa, ¿es cierto que Cáceres es una ciudad muy activa en ese aspecto?

--S. B.: Hemos detectado en Cáceres que hay una tremenda devoción a imágenes. Se podrá ser más o menos religioso, pero desde luego se venera a muchas imágenes. Siempre hay que decir que en tiempos de crisis se agudiza este sentimiento.

--C. G.: Sí, de hecho, una prueba evidente de ello es que en el siglo XX y los pocos que llevamos del XXI en los que parece ser que la religión viene a menos, y la sociedad cada vez es más laica, son los años en los que se han constituido más cofradías. Hemos pasado de tener en los 60 a tener cofradías a tener 16 ahora. Es curioso que una ciudad con 90.000 habitantes tenga casi treinta cofradías.

--¿Cuáles son las imágenes que despiertan mayor fervor entre los cacereños?

--C. G.: Aparte de la Virgen de la Montaña, el cristo de la Salud. Y luego en la Semana Santa, el Nazareno o la Virgen de la Esperanza. En los últimos años, es verdad que ha hecho su eclosión el Cristo Negro. Y al margen de estas, las imágenes de las cofradías y hermandades que también generan mucho fervor. Son muchas las imágenes, pero las dos más representativas del cacereñismo son la Virgen de la Montaña y el Nazareno.

--S. B.: La mayoría de las cofradías se decantan por "mi cristo y mi virgen" pero la patrona siempre aglutina a todas.

--C. G: En Cáceres hay una cosa muy curiosa es que la Virgen de la Montaña baja, no la baja nadie. En el acervo cultural de los cacereños la virgen tiene su propia voluntad y personalidad. Es un ente independiente al resto.

--No cabe duda de que la devoción por la virgen es clara y trasciende a lo fe. Aunque esas personas no pisen la iglesia un solo día, son los primeros que acompañan a la virgen sí o sí, ¿a qué creen que se debe este fenómeno?

--S. G.: Esto se debe a que al sentimiento religioso se le une un sentimiento cultural y tradicional. La revolución que ha habido en las cofradías ha sido gracias a la incorporación de la mujer y la gente joven. El boom de la religiosidad popular en Cáceres ha tenido que ver con estos dos factores.

--C. G.: Está claro que han irrumpido las pandillas. Todos esos chicos están yendo masivamente a vestirse de nazareno. Es curiosos como la fe va pasando de generación en generación.

--¿Qué le piden ustedes a la Virgen de la Montaña?

--S. B.: Nací en Caleros y mi abuelo ha sido de los pocos que mayordomos del Nazareno y de la Montaña. Siempre me ha unido un cariño muy especial. Recuerdo cuando me caí con la bicicleta, y me dijeron, o esto es un milagro o aquí no se salva nadie. Cuando hice el pregón le di las gracias.

--C. G. Al margen de pedirle, lo que hacemos muchos es hablar con ella. Son creencias con las que compartimos la vida.

--S. B.: Lo que hemos observado es que la gente tiene mucha confianza en las imágenes. En san Antonio del Barrio hemos llegado a encontrar sobres que rezaban 'este es mi primer sueldo y te doy las gracias por ello'. Todo escrito y dirigido al santo, como si lo fuera a leer.

--¿Hay alguna pieza de la recopilación a la que guardéis especial cariño?

--S. B.:Yo valoro de César su poesía. Su verso me emociona mucho, es la parte que más me gusta, pero a mi me gusta ver la obra como conjunto. Además, el libro cuenta con muchos datos históricos. Es un manual de consulta sentimental a la par que un manual de consulta histórico.

--C. G.:Guardo especial simpatía por un artículo de las manifestaciones artísticas en Semana Santa de una charla que dí. Los recuerdos de alguien ayudan a sacar a flote los propios. Creo que a la gente que lo lea le provocará una cierta nostalgia.