El responsable de Aecahtur, colectivo hostelero ligado a la patronal cacereña, reflexiona sobre el contenido de las normas que Cáceres 2016 ha establecido para dar ayudas a locales de hostelería en la plaza Mayor y su entorno. César Martín Clemente asegura que recuperar la imagen y la atención al cliente son las claves para devolver el brillo a esta zona.

--¿Se les ha pedido asesoramiento para estos manuales?

--No. Somos la única asociación de hostelería representativa porque firmamos convenios. No tenía ni idea de que existieran esos manuales.

--¿Cómo lo interpreta?

--El sector les resulta indiferente. Mucho que sí y que sí, pero luego nada de nada. Ellos sabrán por qué lo hacen.

--¿Las condiciones que recogen esos manuales son aplicables en la zona elegida?

--La estética de la calle y sus establecimientos es fundamental para una ciudad turística como Cáceres. El ayuntamiento puede hacer que los vecinos limpien su fachada, otra cosa son unas normas internas para esos locales que pueden llevarles a la catástrofe económica y que son impensables e inviables como quitar las tragaperras o el tabaco, que no se podrá fumar pero sí vender.

--Los autores de esos manuales sostienen que el objetivo es ofrecer una oferta distinta de locales. ¿Qué responde?

--Conozco bien Salamanca y es el mejor modelo para ser capital cultural. Los bares de La Rúa no cambiaron y empezaron a vender morcillas y farinato, cañas y vinos. Si se dan ayudas para redecorar locales ganando dinero, fantástico, pero no merece la pena si la cantidad es pequeña.

--Aseguran que trasladan un modelo que ya funciona en otros cascos históricos como Santiago. ¿Está de acuerdo?

--No he visto que allí haya una imagen similar para todos. Cada local tiene sus características, unos venden almejas y otros gambas y vino o ribeiro.

--¿Cuál es su diagnóstico de los negocios de la plaza y entorno?

--Negativa. Algunos bares de la plaza funcionan porque se han reconvertido para turistas, pero otros de los soportales habría que cambiarlos radicalmente. Sobre todo el servicio que se da. Lo fundamental es que el trabajador tenga capacidad para saludar a un cliente cuando entra por la puerta. Eso es lo que falta.

--¿Cómo lo arreglaría?

--Destinando esas ayudas para los locales a la formación de los trabajadores. Si queremos ser capital cultural, más que euskera o catalán tienen que saber por lo menos inglés y portugués. Hay que educar al trabajador.

--¿Qué recomendaciones hace para la revitalización comercial del casco histórico?

--Para revitalizar la zona hay que darle estética, por un lado, y servicio de calidad en el interior. Eso significa que haya establecimientos adecuados en los que el cliente se sienta a gusto y sea bien tratado por los trabajadores. Hay que tener capacidad de llevar gente a la plaza porque el turismo que veo ahora es de sandalia y bocadillos. Eso también hay que revitalizarlo y tienen que hacerlo los técnicos.

--¿Quiere decir que hay que orientar los bares a un público con más poder adquisitivo?

--A un turismo que se gaste el dinero. Hay ciudades como Soria que tienen el comercio abierto todo el fin de semana. ¿Por qué en Cáceres no pasa? A los establecimientos de la plaza Mayor hay que subirlos de nivel e incidir en la imagen.