El primer parto al que asistió fue al de un hijo de Bruno Lomas, un conocido cantante de los años 60. También ha pasado por sus manos el futbolista Fernando Morientes y muchos de los cacereños menores de 32 años, el tiempo que ha ejercido como matrona en ´la residencia´, el Hospital San Pedro de Alcántara. ´Chana´, como todos la conocen se retira con 69 años, la ilusión intacta y muchas ganas de invertir el tiempo que ha ganado en nuevos retos, por ejemplo Internet. Antes, más de 200 personas están invitadas a la fiesta que da hoy en su casa, Villa el Encuentro.

--Se jubila con 69 años. No es algo frecuente.

--No lo hice a los 65 años porque necesitaba tener la cabeza ocupada. Comencé con problemas en un pecho y resultó ser un cáncer. Pensé que si dejaba de trabajar me hundiría, así que continué.

--Le gusta la actividad.

--¿Tú sabes lo que es escuchar el primer llanto de un niño?. Nunca he dejado de emocionarme con eso. Ese momento en el que le ves aparecer, lo coges y parece que está dormido. Y de repente rompe a llorar... Te da una satisfacción enorme. Es algo que no se puede explicar pero me hace feliz.

--Lo suyo es pura vocación.

--Pues soy matrona por casualidad. Nunca lo había pensado y de hecho empecé a ejercer mayor, con 36 años. Estudié Enfermería con 31 años, después de estar trabajando una temporada en una clínica privada de Valencia. Ahí fue la primera vez que una matrona me pidió que la ayudara. Yo no quería, no quería ser matrona. Pero cuando acabé la carrera y quise volver a Extremadura, solo había una plaza en el paritorio del hospital de Plasencia. Y me vine, aunque con la intención de cambiarme a otro servicio en cuanto surgiera la ocasión. Yo solo quería tener la plaza cuanto antes porque me sentía todo lo mayor que no me siento ahora.

--¿Cómo recuerda la primera vez que asistió en un parto?

--Temblando. De hecho no recuerdo el llanto de ese niño, que fue el primero al que atendí. Ese día la matrona me sujetaba a la mano a mí mientras cosía a la parturienta. Durante los primeros dos meses, cada vez que me quedaba de guardia sola rogaba al cielo que no viniera nadie.

--¿Y qué le hizo cambiar de idea?

--Que me ilusioné con ser matrona. Hice la especialidad en Salamanca mientras trabajaba. Aprovechaba los días libres y cambios de turno para ir a las clases y a las prácticas. Alquilé un taxi con otras compañeras para que nos llevara tres días a la semana desde Plasencia y por el que pagábamos 6.000 pesetas. No faltamos ni un día. Y en cuanto tuve el título entré en el hospital de Cáceres, primero en el Virgen de la Montaña y después en el San Pedro de Alcántara. De hecho fui la primera enfermera con la especialidad de matrona en Cáceres. Y ahora eso es obligatorio.

--Fue una pionera. Y desde entonces han pasado 32 años.

--Sí. 32 años en los que me he considerado una privilegiada de la sociedad porque he hecho lo que me gustaba. El peor momento fue cuando me nombraron supervisora. Lo dejé tras siete años porque quería dedicarme a ser solo matrona.

--Supongo que han cambiado muchas cosas en tres décadas.

--Muchísimas. La asistencia ahora es más personalizada y se cuida más a la madre. Recuerdo que en mis comienzos hubo un día en el que asistí 10 partos en dos horas. Eso ahora sería impensable. Los aparatos también han avanzado mucho y también la técnica. La actual es perfecta por mucho que algunos piensen en ir atrás. ¿Por qué tiene que sufrir la mujer en el parto?. Y siempre es preferible una cesárea de más que un niño que nazca mal.

--¿Se cuida más ahora a la madre?

--Para mí madre e hijo tienen igual valor. Pero ahora se trabaja más para ayudar a la mujer a estar más relajada. Además ahora la madre lo es con más de 30 años y lo afronta con más ilusión.

--¿Qué es lo primero que preguntan?

--Si está sano. Eso no cambia.

--¿Qué piensa del aborto?

--Que cada mujer debe ser libre de decidir los hijos que quiere tener y cuándo. No se puede anteponer una célula a una mujer.

--¿Ha tenido hijos?

--Me casé mayor y tras tres embarazos fallidos desistimos. Pero nunca lo he echado en falta porque he disfrutado viendo nacer a otros niños, mi casa siempre está llena de gente y creo que si los hubiera tenido no habría podido dedicarme tanto a mi trabajo. Para mí era lo primero y mi marido lo sabe.

--¿Trabajar ha sido lo más importante para usted?

--Con mi trabajo he disfrutado. Pero lo más importante es la cultura. El dinero y lo material vienen y van. Pero la cultura siempre queda. Solo se lo lleva la muerte.

--¿Ahora ha decidido que ya es hora de tomarse un descanso?

--Es que el año que viene, cuando cumpla 70 años, ya me echan. Y he pensado que antes de que me echen, me voy yo. Además ya se trabaja mucho con ordenadores y a mí eso no se me da bien. Pero ahora voy a aprovechar para hacer un curso de informática. De hecho mis compañeros me han regalado por la jubilación un portátil y una impresora.

--¿En qué otras cosas invertirá el tiempo libre?

--No lo he pensado aún. Pero voy a tomármelo con calma y a disfrutar de cuidar de mi jardín.