Ya he incidido por aquí en más de una oportunidad en la necesidad de poner en valor las iniciativas para fomentar el ocio en Cáceres, y en especial en la parte antigua. Sean privadas o públicas, todo lo que mezcle diversión y riqueza debe ser bienvenido. Durante los últimos meses compruebo con felicidad que esto se va cumpliendo, la mayoría de las veces de la mano de una gestión empresarial lúcida, con el riesgo que ello conlleva, especialmente en estos tiempos de crisis en los que apostar fuerte se convierte en una verdadera aventura.

El sábado asistí a un espectáculo muy particular en el Mastropiero, gestionado por José Parodi , dueño también de otro local en La Madrila Alta, el Carpe Diem. El empresario trajo a una muy buena chirigota de Cádiz, de nombre Suspiritos de España, que protagonizó un exitoso espectáculo a la hora del café, dentro del edificio que abarca parte del local. Estaba todo muy bien organizado: en el lugar escogido, en la planta baja, al lado de la zona descubierta, se vendieron las 65 entradas disponibles a 10 euros cada una. Estaba a tope. Fuera, gente consumiendo en una tarde estupenda, que terminó con la chirigota jaleada por un público agradecido y entregado a la causa.

Eso es cultura. Eso es ocio. Eso es espectáculo. Que no decaigan las alternativas de ocio ni la fiesta. Vengan de donde vengan. El catovismo necesita de ello. Todo por la salud social y en contra de esa depresión amenazante.