El hospital Nuestra Señora de la Montaña de la capital cacereña vuelve a cerrar sus puertas. Es la segunda vez en menos de seis meses, pero esta viene cargada de esperanza. El hospital provincial ha sido un hito en la crisis sanitaria y su cierre denota que, al menos por el momento, la pandemia ha comenzado a marcharse. Se reabrió el pasado 25 de marzo precisamente ante el colapso del hospital San Pedro de Alcántara, en un momento en el que a los centros sanitarios de la ciudad llegaban una medida de 30 o 40 ingresos diarios. Existía el temor a que faltaran camas y el Nuestra Señora de la Montaña, con más de 120 años de experiencias sanitarias a sus espaldas (abrió en 1893), hizo de salvador. En octubre se había cerrado por el mal estado de sus instalaciones pero eso, en un momento como el que ha vivido el área de salud de Cáceres, no importaba.

El edificio se puso a punto en dos días por personal de mantenimiento y de limpieza, la mayoría de forma de voluntaria. Se habilitaron dos plantas, en las que en el pico de la pandemia en la región llegó a haber casi 60 hospitalizados. Hasta allí se trasladaron los enfermos que no podían acceder a otras atenciones clínicas, como la UCI o la UCRI. Por aquí han pasado sobre todo personas de avanzada edad que por sus patologías no podían ser tratados en estos otros servicios.

Este lunes 25 de mayo, justo cuando el hospital cumplía dos meses en funcionamiento, se marcharon los tres últimos pacientes tras ser dados de alta (había un cuarto pero este fue trasladado al hospital San Pedro de Alcántara). «Nos ha salvado la vida en su momento pero al no tener pacientes deja de tener justificación mantenerlo. Aunque se dejará todo montado por si hay un rebrote y hubiera que reabrirlo», explica el jefe de Medicina Interna, Carlos Martín, que ha sido el encargado de coordinar a los especialistas en este centro.

Homenaje a los trabajadores

El Servicio Extremeño de Salud (SES) quiso agradecer la labor de todos los trabajadores que han pasado por este hospital durante estos dos meses (médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, limpiadores,..) con un pequeño homenaje en el hall de entrada. Como el día que cerró el pasado mes de octubre, también hubo lágrimas, pero estas no de pena por no volver a pisar sus pasillos, sino de emoción por todo lo vivido. Los momentos más duros, y así lo han reconocido, de toda la carrera profesional de los más antiguos. Y ojalá también de los Médicos Interno Residentes (MIR) que han ayudado con su labor en este hospital y que precisamente terminaron su periodo de formación en la ciudad.

En este tiempo, por sus instalaciones han pasado más de un centenar de trabajadores de día y de noche, el 85% sanitarios. «A mí me tocaba estar allí pero quienes se merecen un reconocimiento son los que fueron de manera altruista», recuerda Carlos Martín. Se refiere al especialista en Medicina Interna, Ángel María Durán, y a la enfermera Cristina Blasco. Ambos se habían ya jubilado pero, ante la situación que se vivía, dieron un paso al frente y se presentaron en la gerencia para pedir la reincorporación. Querían ayudar. Ambos han sido los encargados de la atención a todos los pacientes. El edificio se someterá ahora a una limpieza terminal. Cierra una nueva etapa en su historia. Ojalá vuelva a abrir, pero esta vez convertido en un hotel, en un centro comercial o en una residencia de mayores.

Ya solo queda una planta dedicada al coronavirus en el San Pedro

En estos momentos los 23 pacientes de coronavirus del área de salud de Cáceres que continúan hospitalizados en el San Pedro de Alcántara están repartidos en dos plantas (la primera, que es la de Neumología, y la segunda, la de Medicina Interna). El jefe de Medicina Interna, Carlos Martín, va a solicitar a la gerencia del área de salud de Cáceres que se destine al covid-19 solo una de ellas (la de su especialidad) porque todos los enfermos caben perfectamente en una sola planta.

El objetivo es que el complejo hospitalario vaya recuperando cada vez más la normalidad. En Cáceres además desde hace casi dos semanas no hay ningún enfermo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y desde hace días tampoco en la Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI). Carlos Martín reconoce que la situación ha mejorado más de lo esperado. «Vamos espectacularmente bien día tras día. Ha habido bastantes días con cero ingresos y otros con uno o dos. Son antiguos contagios que estaban en casa y han empeorado», afirma.

Esto es otra de las pruebas de que la crisis sanitaria comienza a estabilizarse. Con el cierre del hospital Nuestra Señora de la Montaña, en la capital cacereña en estos momentos solo hay una planta dedicada a pacientes con covid-19, cuando llegó a haber siete (cinco en el hospital San Pedro de Alcántara y dos en el Provincial).

Ya ha recuperado la normalidad también la UCI, que desde hace casi tres semanas ya atiende a pacientes ingresados por otras patologías. El personal intenta recuperar la normalidad, aunque el miedo a posibles rebrotes en verano o con la llegada del otoño continúa.