El mercado de los cigarrillos electrónicos comienza a expandirse en Cáceres, tras la aparición de varias tiendas especializadas y su venta en estancos, una realidad permitida desde hace un mes aproximadamente. Mientras para unos constituye una alternativa al tabaco tradicional, una ayuda para que los fumadores dejen su adicción o un negocio rentable, otros critican la falta de regulación fiscal y sanitaria del 'vapeo', es decir, la inhalación y exhalación de vapor de agua de estos dispositivos. Hasta el momento, la controversia que despierta este producto no pone freno a un fenómeno que parece destinado a crecer. Según la consultora Euromonitor, las ventas de estos cigarrillos en Europa superaron los 500 millones de euros durante el pasado año, y están ganando terreno a los pitillos tradicionales.

En España, tras la entrada en vigor de la ley antitabaco en 2011, existe un vacío legal que regule el consumo de estos cigarrillos. De hecho, ni siquiera se prohíbe su venta a los menores. Parte del éxito de estos dispositivos se debe a que se pueden usar en lugares públicos cerrados, bares, restaurantes, oficinas e incluso en los aviones, es decir, en todos aquellos lugares donde la ley 42/2010 prohíbe fumar. Por ello, Cataluña anunció hace un par de semanas que va a prohibir el uso de estos cigarrillos electrónicos en los centros sanitarios y educativos, y Andalucía quiere secundar su iniciativa.

VENTA EN ESTANCOS El Comisionado para el Mercado de Tabacos, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, aseguró a finales del pasado mes de octubre que estos productos se encuentran dentro de los denominados artículos de fumador. Desde entonces, los estancos pueden vender estos dispositivos en sus establecimientos, ya que antes sólo se permitía su compra en centros comerciales, tiendas especializadas o en un avión de una compañía de bajo coste.

Javier Franco, del estanco cacereño Cava Extremadura, asegura que "la gente compra menos tabaco y más cigarrillo electrónico". Por su parte, el estanquero Juan Grande considera que "todavía es pronto para sacar conclusiones" sobre su consumo, y sostiene que en su negocio "no es un producto que se esté demandando actualmente".

Para Oscar Plaza, del estanco de Camino Llano, la venta no está siendo muy alta, porque "nuestros clientes son de cigarrillos y todavía la gente es un poco reacia". En este sentido, apunta que "se vende algo, pero a mucha distancia del cigarrillo convencional". La misma opinión que mantienen desde el estanco de Doctor Fleming, ya que aseguran que "de momento no" se está vendiendo, y que "muchísima gente pregunta, pero no lo compran por el precio".

TIENDA ESPECIALIZADA Mojito, canela, cerveza, helado, red bull, coca-cola, anís, piña colada, cannabis... Y así hasta sumar los cerca de 40 sabores que ofrecen al público en la tienda especialidad Humus, en la calle Rodríguez Moñino de la ciudad. Este establecimiento se abrió en septiembre y, según la dependienta Cristina Mejuto, "la evolución ha sido fantástica y la cosa va a más". Y es que en apenas dos meses han vendido más de 600 cigarrillos. Además asegura que "sale mucho más rentable" que el tradicional.

En concreto, el precio de estos dispositivos varía según el modelo, la marca y la duración que tenga la batería, oscilando entre los 15 y los 30 euros.

Los cigarrillos electrónicos tienen una resistencia eléctrica en su interior que cuando se aprieta un botón calienta el líquido hasta generar el vapor que se aspira. Este líquido se compone, por lo general de agua, propilenglicol, gricerol, aromas y nicotina (opcional).