Señoritas y criadas de uniforme asomadas a los balcones de Pintores al paso del Cristo de los Estudiantes, mozos cofrades con tupés de los años 50, mantillas y hermanos de carga procesionando entre las casas encaladas del casco viejo aún llenas de vida. La Cofradía del Santísimo Cristo del Calvario inauguró anoche una muestra con motivo de los 50 años de su fundación, en la que el costumbrismo y la religión se dan la mano para recordar una etapa peculiar del pasado cacereño, cuando la ciudad comenzaba a superar los años difíciles y proliferaban las nuevas cofradías.

Fotos, documentos, objetos procesionales y hasta antiguos reposteros del Monasterio de Guadalupe bordados sobre estameña forman esta exposición, abierta en el Palacio de Isla. La inauguración tuvo lugar anoche por parte de la alcaldesa, Carmen Heras, acompañada de otras autoridades, del mayordomo de la cofradía, Antonio de Manuel, y del comisario de la muestra, Jesús Bravo.

Y aunque la mayoría de las hermandades cacereñas no pueden exponer grandes patrimonios --simplemente porque no los tienen debido a su austeridad--, esta exposición, siguiendo el mismo espíritu, presenta sobre todo un fuerte valor nostálgico y sentimental, donde el patrimonio humano y religioso son los más significativos. Así, junto al acta fundacional de 1958, aparecen fotos de la primera procesión que salió de Santo Domingo con caras conocidas de ayer y de hoy, el obispo Llopis durante sus primeros años en Cáceres, la policía armada con sus uniformes distintivos, el comercio de Mirón, las calles Valdés y Ríos Verdes o la torre del Bujaco aún con el arco superior.

También se expone la cruz de guía en plata y caoba que abre la procesión cada Viernes Santo, el guión con el emblema de los Estudiantes (las cinco cruces de la custodia franciscana de Tierra Santa), el estandarte en terciopelo y oro, baras de mando, faroles de escolta, el llamador de plata del paso, un bajorrelieve de la salida procesional, los antiguos faldones o la cruz originaria del Cristo de los Estudiantes, talla de los siglos XVI-XVII donada por la familia Camarena.

La hermandad, creada y arropada por la Comunidad Franciscana del Convento de Santo Domingo, tiene en la actualidad más de 600 miembros. El colegio San Antonio supone una cantera continua que garantiza el relevo generacional.