Un lector telefonea a EL PERIODICO: "En la mayoría de los accesos a Cáceres existen basureros y escombreras que casi forman un anillo en torno a la ciudad". Nos ponemos en marcha. Un largo periplo por los alrededores, cámara en mano, nos lleva a descubrir los auténticos puntos negros de las carreteras: basuras, muebles viejos, parachoques y restos de obras en la antesala de la capital cacereña, muchas veces acumulados bajo carteles de prohibición. Este diario pudo comprobar cómo alguna furgoneta descargaba residuos en la cuneta, a escasos metros de un punto de recogida de basura. Sin duda, un peculiar saludo al visitante.

La ruta arranca en la EX-206 (Cáceres-Miajadas). A poco más de un kilómetro de la ciudad comienza el desfile de escombreras en forma de montículos. Un camino parte de la calzada y allí encontramos de todo un poco: cemento, gres, baldosines y latas de pintura se acumulan bajo un cartel de Residencial Vistahermosa. El vertedero continúa metros y metros: parachoques, sillones, maderas, tubos... Al lado aparece un estercolero lleno de bolsas de basura, cajas y envases múltiples.

PROCESION DE ESCOMBROS

Visto lo visto, ponemos rumbo a la N-630 (salida Mérida), pero un nuevo vertedero aparece a medio camino, en el acceso a la Charca Musia. Casi linda con la calzada y acumula restos industriales. En la cuneta hay residuos y hasta un sofá. La N-630 tiene otros dos puntos negros : en el acceso al ferial descubrimos una procesión de montículos de escombros y algunos residuos (plásticos, un colchón...); enfrente, la deplorable imagen de la piscina La Cañada, hoy foco de suciedad y mural de graffiteros.

Próxima parada en la carretera de Badajoz (EX-100). Allí topamos con un vertedero en estado creciente, a pocos metros de la calzada, junto al poblado minero. Hay bolsas de basura que hieden, sillones, muebles viejos, bidones, cartones y hasta un galgo muerto en descomposición. Un cartel avisa: "Prohibido verter escombros bajo multa de 250.000 pesetas". Las cunetas de la carretera, en la zona de Proa, están llenas de bolsas y papeles.

En la N-521, salida hacia Malpartida, encontramos pronto un nuevo vertedero en otro camino anexo a la carretera. Hay restos de obras y hasta inodoros. Al otro lado se alza La Labradora, única escombrera autorizada.

La ruta de la mugre nos lleva de nuevo a la N-630 (salida Salamanca). A primera vista, todo bien, pero una incursión en Las Capellanías depara otra sorpresa. Muy cerca del Punto Limpio de Conyser se amontonan restos industriales de todo tipo: puertas, maderas, piezas de coches... El empleado no lo entiende: "Estamos aquí de lunes a sábado, pero prefieren tirar los residuos al lado. Si les llamo la atención salen corriendo", dice.

La carretera de Casar pasa el examen. La N-521 (salida hacia Trujillo) también está limpia, salvo un cúmulo de viejas escombreras frente a la Universidad Laboral. En la carretera de Monroy las cosas cambian: cascotes, sacos y baldosas forman un vertedero in crescendo a la entrada del Polígono Ganadero.