Llegó con lluvia y regresó con sol. La patrona de Cáceres, la Virgen de la Montaña, descansa desde ayer de nuevo en su santuario de la Sierra de la Mosca. Cientos de cacereños la despidieron por la mañana con los tradicionales vivas a la cacereña bonita , una lluvia de flores y momentos de gran emoción a lo largo de todo el desfile previo al ascenso hasta la ermita en el que el sol acompañó, en contra del aguacero que la recibió hacía once días.

A las nueve de la mañana, después de la última misa en la concatedral con la presencia de la patrona, los hermanos de la cofradía volvieron a cargar a hombros la pequeña talla, vestida para la ocasión con un manto regalado en el 2003 por los propios cofrades, el número 110 de raso azul y bordado en oro y rosa.

A su paso, flores y pétalos caían desde los balcones engalanados con mantones y banderas. No faltaron las típicas mesas de ofrendas florales a lo largo de la procesión, que como siempre en la subida discurre por San Juan hasta el puente de San Francisco y Fuente Concejo. Una de esas mesas estuvo un año más frente al número 50 de Fuente Nueva.

LAGRIMAS EN MIRA AL RIO Quizás el momento más emotivo del desfile este año se produjo en Mira al Río, a la altura del número 20 cuya fachada lucía dos grandes mantones blancos con sendos crespones. Allí todos los años Antonia Galeano soltaba cuatro palomas blancas en honor a la patrona. Esta cacereña falleció el pasado enero a los 83 años y ayer, sus hijas Guadalupe y Josefa Cortijo continuaron la tradición familiar entre lágrimas y el aplauso del público. "Este homenaje lo inició mi abuela y lo continuó nuestra madre, ahora nos toca a nosotros. Lo hemos hecho igual que ella y estaría muy contenta", explicó muy emocionada Josefa Cortijo.

En este punto, y antes de que las aves levantaran el vuelo, la cantaora Felisa Rodríguez dedicó dos canciones a la patrona y a la desaparecida Antonia Galeano, a la que se recordó también con una salve y un aplauso.

En Fuente Concejo, el alcalde de Cáceres, José María Saponi, que presidía la comitiva entre otras autoridades locales y provinciales, recobró el bastón de mando que ha estado en poder de la Virgen durante su estancia en la ciudad. Otra salve y nuevos vivas cerró la despedida oficial.

Las autoridades abandonaron el desfile y en el último tramo hasta la ermita solo un grupo de cacereños acompañaron a la patrona. En este recorrido final, el público se fue alternando con los cofrades para subir a hombros la imagen, a veces a la carrera. Poco antes de la llegada al Amparo, Pedro Escribano ya

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