El kalachi ruso se saboreó de miedo sentados al calor del poyo de la plaza de las Veletas, pero el sarmale rumano no se quedó atrás, ni tampoco el estofado a la pimienta de Nigeria, ¿y qué decir de la fritada de Ecuador? Ningún restaurante podría medirse ayer en variedad internacional con la ciudad monumental cacereña, donde una peculiar tapería con 20 platos de distintos puntos del planeta hizo las delicias de los vecinos y de algún turista que no dudó en apuntarse a un festín tan poco usual.

El casco histórico celebró de este modo sus fiestas vecinales, donde la solidaridad ocupa siempre un lugar prioritario. Los actos comenzaron por la mañana con juegos animados por la asociación Espacio Luna, cuentacuentos, disfraces medievales y un mercadillo de productos artesanos, creativos y de comercio justo. Podían encontrarse desde los interesantes grabados de Luis Rosado hasta los jabones naturales de Julia López, junto a productos de Setem (camisetas de algodón de Bangladesh y chocolate boliviano), y Cáritas (azúcar de Méjico o especias de Sri Lanka.

Por la tarde llegó la cita más golosa, las Comidas del mundo , a base de recetas elaboradas por las mujeres que acuden al Taller de Integración Cultural de Cáritas, en su mayoría inmigrantes. Los platos se sirvieron a modo de tapas, a 0,50 y 1 euro, dinero que se destinará finalmente a la compra de un DVD para los niños que asisten al taller.

Crisol gastronómico

Entre las degustaciones, trufas y piroshki rusos, arroz con pollo de Venezuela, sopa okra y eba-gari de Nigeria, tarta de jamón de Argentina, ceviche de camarones y gambas de Ecuador, chicharrón y buñuelos de Bolivia, baguerit de Marruecos y patatas majudas de Argelia, además de otros platos, algunos españoles: gazpacho y tarta de queso.

Tras el banquete dio comienzo un concierto a cargo del grupo Beltayne, que cerró la fiesta con piezas de la tradición irlandesa y nuevas músicas.

"Sólo pretendemos que los vecinos se reúnan y conversen", indicó el presidente, Luis García, quien aprovechó para recordar que no hay una sola zona de juego en el barrio. "No vamos a pedirla en San Jorge o las Veletas, pero pueden buscarse alternativas", dijo.