Llevo más de veinte años viviendo y quince de ellos residiendo y trabajando en la parte antigua de Cáceres. Es única, un marco incomparable. Recibo visitas en mi restaurante de personas de todas partes del mundo y todas ellas llegan a la misma conclusión, tenemos un tesoro de valor incalculable históricamente hablando.

Es por ello que creo que debemos aprovecharlo, pulirlo y sacar de él el máximo jugo que podamos, siempre respetando el entorno y cuidando que se mantenga con el ambiente que actualmente se respira en la parte antigua, un retroceder en el tiempo. Pero debido a que los tiempos y legislaciones han ido cambiando, la parte antigua se ha convertido en un lugar maravilloso, pero con difícil accesibilidad y peor expectativas de mejorar.

No hay alternativas para poder acceder a ella en coche o dejarlo en un lugar próximo, con lo cual las personas que quieran disfrutar de ella se ven obligadas a grandes paseos cuesta arriba, y esto tanto para el turista como para el cacereño supone una barrera que se acaba convirtiendo en pereza. Otro obstáculo importante es lo privatizados que están gran parte de los edificios importantes, que no se pueden visitar, y la falta de actividades y establecimientos de ocio que no necesariamente tienen que perjudicar el buen estado de los edificios.

Con esto el turista visita una tercera parte de lo que podría visitar y el cacereño no puede compaginar este entorno con su tiempo libre. El resultado: una ciudad monumental triste, vacía y sin expectativas a mejorar. Y a ella le digo: "A pesar de esto --quizás por no haber estado bien acompañada en su gestión durante los últimos tiempos-- a mí me sigues sorprendiendo y entusiasmando".