En Venezuela, la cabeza del cerdo acaba siempre en el cubo de la basura. Las hermanas Alicia y Soraya Zapata aprendieron ayer en Cáceres que en España del cerdo se aprovecha todo, incluso la cabeza, considerada una exquisitez para muchos. Esa lección de etnografía la aprendieron estas hermanas venezolanas y otro amplio grupo de inmigrantes de diversos puntos del mundo que asistieron a la tercera matanza didáctica de la universidad popular.

El aprendizaje empezó a primera hora de la mañana en las naves de la universidad en el Espíritu Santo. La primera lección fue cómo hacer unas buenas migas, de las que después dieron cuenta todos los asistentes. "No las había probado nunca, están deliciosas", comentaba Soraya Zapata.

El cerdo, ibérico de 15 arrobas, llegó esta vez muerto desde Arroyo de la Luz. Alumnos de los Talleres Abiertos y de las aulas de la tercera edad enseñaron a despiezarlo y a elaborar con él un suculento arroz matancero, la patatera y otros embutidos. "Yo no soy de patatera pero las migas me han encantado", elogiaba la keniata Rosemarie Nyaguthii. A su lado, la boliviana Ruth Cuéllar alababa la jornada por "la convivencia entre la gente".

Junto a ellas, Desi López y José Sánchez, del aula de la tercera edad, aplaudían esta "extraordinaria" oportunidad de pasar un día juntos y "poder enseñar cosas". Por eso dijo el concejal de la UP, José Antonio Villa, que "esto también es cultura" porque se difunde una "tradición milenaria".