Treinta años después de su apertura en la calle Parras, el club El Pingüino ya es historia. El local lleva dos meses cerrado y varios carteles anuncian que está a la venta. Francisco Vázquez, abogado de la propiedad, indicó ayer que mantienen negociaciones con inversores privados para transformarlo en un establecimiento hotelero, aunque precisaron que las negociaciones no se han cerrado aún. "Es la propuesta más avanzada de todas las que hemos recibido", precisó. Tampoco descartó que pueda seguir operando como club, tras haber mantenido contactos con un empresario de Zamora interesado en el inmueble.

El club El Pingüino lleva abierto desde inicios de los años 80 en el número 34 de la calle Parras. Dispone de tres plantas y alrededor de 900 metros cuadrados útiles. El local fue regentado hasta hace diez años por el empresario mallorquín Gabriel Achartell. Era conocido por el apodo de El Pingüino , que sirvió para dar nombre al establecimiento, que dispone de licencia de café-bar especial, según precisó el asesor jurídico de la propiedad.

Tras la jubilación de Achartell, la gestión pasó a manos de Francisco Vigara, último responsable del club, al que le tenía cedida la explotación del negocio. Vigara también se jubiló y por este motivo ha decidido cerrar definitivamente las instalaciones, siempre según el abogado del dueño.

En cuanto a las cifras que se han establecido para la venta del inmueble, el abogado de la propiedad indicó que el precio de salida está fijado en 540.000 euros (90 millones de las antiguas pesetas). Como principal opción barajan la venta. Las instalaciones aún no han sido desmanteladas y será necesario realizar reformas para poder adaptarlas a los futuros usos.

CON HABITACIONES Preguntado por el número de trabajadores que tenía el establecimiento, el abogado respondió que solo contaba con Francisco Vigara, que ejercía las labores de camarero del local. La planta baja del club era utilizada como bar y la superior dispone de habitaciones, precisó este representante, que calculó que la extensión de cada uno de los pisos ronda los 400 metros cuadrados construidos.

El Pingüino estuvo abierto hasta el pasado 31 de diciembre, indicó el abogado, que recordó que antes de servir como club a principios de los 80 fue utilizado como dependencias de la diputación. Ahora, tras tres décadas de historia, su futuro pasa por el cambio de uso o la posibilidad de seguir ofreciendo el mismo servicio que siempre.