El mayordomo de la cofradía de la Montaña, Jesús María Larrazábal, y su junta de gobierno dijeron ayer que nunca han estado en contra de que las mujeres sean hermanas de carga y aseguraron estar dispuestos a debatir este asunto siempre que se solicite a través de los cauces legales que marca la hermandad. Larrazábal y la cofradía quisieron con ello zanjar el debate que desde hace seis meses existe en Cáceres y que se originó tras el enfrentamiento que un hermano, Fernando Paniagua, tuvo con la junta directiva en mayo porque su hija Nazaret quería cargar la talla y no fue posible.

El mayordomo insistió en que los cacereños que deseen que las mujeres carguen, "que nos escriban y en la próxima junta ordinaria de la cofradía, en la segunda quincena del mes de enero, trataremos una revisión. No estamos en contra de que las mujeres carguen --reiteró Larrazábal-- estamos en contra de que no se haga a través de los órganos de dirección de la cofradía".

Sobre la última junta general solicitada por Julián Paniagua para que se debatieran estos temas, Larrazábal explicó que los convocantes impugnaron la asamblea 24 horas antes de su celebración, pero que se llevó a efecto porque la propia asamblea, que es soberana, así lo acordó. Subrayó que los estatutos de la cofradía se aprobaron en 1988, que fueron revisados tres años después y, posteriormente, en el 2002. A lo largo de este tiempo no se presentó objeción alguna a los mismos ni escrito solicitando su revisión.

El mayordomo recalcó que aceptó su cargo "para dar testimonio del Evangelio. Me confieso católico, apostólico y romano y mi programa es el Evangelio de Cristo. Y por eso estoy aquí, para promover el culto a la Virgen". Confesó que se ha sentido acosado por este asunto. "Me han llamado machista, y puedo asegurar que no lo soy, pueden preguntarle a mi familia, a mis hijas. Me han llamado Torquemada, que somos una mafia..." Y añadió: "Si llego a saber esto, el segundo mandato me lo hubiera pensado porque familiarmente me está costando".

Respecto a la expulsión de Fernando Paniagua de la cofradía, recordó que se nombraron tres instructores del caso, como marcan las normas. "Hay más de 14 testigos que oyeron y testifican que hubo insultos al mayordomo y al hermano mayor de la cofradía. Siendo esto considerado como falta muy grave y desagradable, se procedió a la expulsión. Sé que durante la instrucción se le tendió la mano para que rectificara".