El autor es teniente coronel en el CIMOV

Mi comandante; he visto como te llamaban así soldados, tenientes, coroneles y hasta generales. Has dado como militar y como persona todo lo que puede dar un ser humano por los demás. Te recuerdan los que hicieron el servicio militar contigo así como los que estuvieron junto a ti en la Cruz Roja, en los ambientes deportivos y los que han estado contigo en la Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas. Ahora has pensado en dar paso a gente más joven en esta hermandad. ¡Eso te honra más!

Ingresas en el Ejército el día 1 de noviembre de 1940 en el Regimiento de Infantería número 75 en Melilla. Asciendes a cabo primero, sargento y en 1957 a teniente de la escala activa, ¡tu gran sueño! Es en 1972 cuando te haces cargo, ya de capitán, de la famosa tercera compañía, que todos los cacereños de bien recuerdan. Tienes varias condecoraciones militares que no nombro porque sé que te vas a enrojecer al leerlo, además de estar en Sidi-Ifni ocupando algunas de las posiciones, con el peligro que eso conllevaba.

Te casas en tu Cilleros del alma con Victoria, a la que has dedicado toda tu vida. En tí es difícil dedicar a alguien o a algo, más que al Ejército, aunque se escapan tu mujer y tus hijos, para los cuales eres lo máximo. Seguro que todavía recuerdas aquella mañana fría del 8 de enero de 1941, cuando juraste bandera. Te confieso que a mi esos recuerdos me ponen la carne de gallina.

Este homenaje que te hacemos hoy es el más merecido de los que he ido yo en mi vida y va a quedar en nuestros corazones para siempre. Sé que todo el mundo te quiere y por eso, militares de cualquier graduación, civiles de cualquier estamento social y yo te diremos: gracias mi comandante por tu amistad, por tu dedicación donde has trabajado y sobre todo por haber vivido en Cáceres para coincidir contigo de vez en cuando en algún acto militar y recordar viejos momentos. En el CIMOV sabes que tienes tu casa. Gracias mi comandante por esos más de 48 años que has dado a las fuerzas armadas.