La calle Alzapiernas está otra vez cortada. Las obras para renovar el cableado que está llevando a cabo la empresa Iberdrola obligaron ayer a cerrar parte de la cuesta (no se podía bajar por una de las rampas) y han vuelto a llenar la calle de zanjas, lo que dificulta el paso de los viandantes. Está abierta la superficie ubicada desde los primeros números de Alzapiernas hasta la plaza de la Concepción.

Los comerciantes no pueden más. Temen que los trabajos no finalicen antes del puente que se inicia este viernes y que la vía se mantenga abierta, lo que perjudicaría el acceso de los turistas. «Es una pesadilla, vuelve a estar toda la calle abierta para una obra que nos dijeron que iba a durar quince días y ya llevamos mes y medio», protesta Antonio Mateos, de la Ferretería Mateos Rebollo.

Y es que las zanjas, además de dificultar el acceso a los peatones, impide a algunos negocios realizar su actividad. La ferretería tuvo que cerrar la tarde del lunes y ayer los trabajos se centraban en la zona de su fachada, donde se está metiendo un cable de alta tensión. Lo mismo le ocurre a la tienda de productos ibéricos y a la tapería, que además de tener que cerrar durante tres días lleva ya casi dos semanas sin poder colocar la terraza. Estos últimos ya han anunciado que reclamarán al ayuntamiento para que les exima de pagar la tasa correspondiente porque, debido a todas las obras que se han llevado en la calle, en lo que va de año solo han podido instalar los veladores dos meses.

Ayer el portavoz del ayuntamiento, Andrés Licerán, afirmó a este diario que la previsión es que la obra para renovar el cableado termine esta semana. Reconoció que los trabajos se han retrasado debido a las lluvias y aseguró que ya no se contemplan más actuaciones en la zona. «Ya no habrá más obras, tenemos que dar un respiro a estos comerciantes», insiste.

Alzapiernas vuelve a estar patas arriba cuando aún no se han resuelto los problemas por la actuación que se realizó para instalar las escaleras eléctricas. Los trabajos dañaron las fachadas de algunos negocios, que llevan meses reclamando su arreglo. Ellos reclaman al ayuntamiento y este les remite a la empresa que la ejecutó. Han colgado carteles en sus negocios para exigir una solución y anuncian que acudirán a los tribunales para pedir judicialmente una solución. Estos se unen a otro hostelero de la zona que también reclamará en los juzgados las pérdidas que le supuso esta obra porque se vio obligado a cerrar más de un mes. Está preparando la demanda.