Los cambios en la celebración del Mercado Medieval se llevan a cabo tras los problemas que ocasionó la pasada edición, que levantaron las quejas de los comerciantes y hosteleros de la zona. El primer bache se vivió el día anterior a la inauguración, ya que el ayuntamiento se olvidó de informar a los empresarios de que ese día, debido a la preparación de las calles para el mercado, estas permanecerían cortadas, por lo que se restringió el acceso a la carga y descarga. Eso ya supuso un problema para los hosteleros, que no pudieron recibir los productos que habían solicitado a sus proveedores para pasar el fin de semana.

Las quejas continuaron porque muchos de los puestos instalados dificultaban el acceso a los comercios o tapaban sus escaparates. Todo ello provocó un enfado monumental entre los empresarios, que presentaron varios escritos en el ayuntamiento advirtiendo de que no volverían a consentir lo mismo un año más.

Antes de organizar esta edición el consistorio ha llevado a cabo varias reuniones con la Asociación de Comerciantes Zona Centro con el objetivo de atender sus peticiones. Y así ha sido. Esta vez habrá menos puestos (150) y estos se instalarán de tal manera que no perjudiquen la actividad ni de comerciantes ni de hosteleros. De hecho, los bares podrán incluso montar sus terrazas durante todos los días. «Estamos totalmente de acuerdo con la organización de este año», dice el presidente del colectivo de comerciantes, Diego Mostazo. SIRA RUMBO