Está en la página 14 del programa electoral con el que ganó las elecciones, concretamente en el punto 62: «Apostamos ​por una ordenación del sector del comercio de proximidad, del pequeño y mediano comercio, ​junto a locomotoras comerciales en los centros urbanos​». Y hay más en el punto 64: «Fomentaremos un modelo participativo ​de ciudad y de espacios urbanos ligado al sector del comercio entre todos (...) con la finalidad de no tomar decisiones o realizar iniciativas unilaterales».

Pues ahora es el momento más oportuno para que el alcalde, Luis Salaya, lleve a la práctica lo que proponía en su programa electoral. El comercio del centro se lo está pidiendo a gritos, de forma simbólica le dio las llaves de sus negocios el pasado jueves, en la manifestación que empresarios del sector realizaron en Galarza.

Tiene razón el alcalde en que el descenso de las ventas no es fruto de que se limite el tráfico, es más resultado de que no hay el turismo de antes y de la crisis económica que se vive y de la que queda por vivir en los próximos meses. Pero no tiene toda la razón porque ese tráfico de paso que había hasta antes del estado de alarma sí acercaba al centro a potenciales clientes, no todos estacionan en el aparcamiento de obispo Galarza.

La progresiva peatonalización del centro es un hecho, va a pasar se oponga quien se oponga, pero Salaya, que es una persona cercana y que escucha, no debe tomar ninguna decisión hasta consensuarla al menos con el pequeño y mediano comercio que ahora está para pocos experimentos. No debe caer en los errores de sus antecesores, un alcalde no es un político para estar solo en un despacho, sino que sobre todo debe estar en la calle.

Salaya cuenta en su equipo con la persona indicada para intentar encontrar una solución que ayude al comercio, que en el centro va de mal en peor. El mensaje de que Cáceres se ha convertido en la ciudad del se vende, se alquila y se traspasa, que lo lanzó el PSOE cuando estaba en la oposición, también vale ahora que está en el gobierno.

Esa persona es María Ángeles Costa, que por su cargo anterior de gerente de la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres conoce de primera mano la realidad del sector, pocas personas lo podrán conocer mejor que ella. Pero el tener un equipo tan reducido de concejales lo está condicionando todo. A Costa se le debe retirar competencias, solo la que tiene de Economía y Hacienda necesitaría que se dedicase por completo a ella. Se le debe quitar funciones para que pueda centrarse en el comercio, que no puede esperar más.

Durante los últimos años, hasta que en 2019 se igualó, los dueños de los locales han estado pagando menos de IBI que el resto. Pues ahora, para favorecer que se ocupen, se debería revisar el tipo al alza a los propietarios de locales que estén en el centro, que estén vacíos y que mantengan un alquiler alto. Hay mucho margen, el tipo está ahora en el 0,70 y se puede llegar hasta el 1,10.

Esto último también está en el programa, aunque no se detalla en qué sentido, en el punto 102: «Impulsaremos ​medidas fiscales ​destinadas a fomentar el alquiler y puesta en uso de locales y naves vacías».