El desembarco estudiantil coincidiendo con el inicio de las clases en el campus de Cáceres comenzó ayer. Pero la que fue emblema español de ciudad universitaria por excelencia vive desde hace años una decadente movida que ha influido en la reducción de alumnos y ha convertido la capital en un lugar donde divertirse es ardua tarea. La llegada de los alumnos coincide, curiosamente, con la aplicación por parte de la Junta de Extremadura del horario de invierno para los locales de copas, lo que implica que todos los establecimientos deben cerrar media hora antes de lo habitual.

Con la orden de la Junta en la mano, los bares y cafés tendrán que cerrar a la 1.30 de domingo a jueves, y a las dos los viernes, sábados y vísperas de fiesta. Los denominados bares especiales cierran a las 2.30 los días de diario y a las tres los fines de semana. Las discotecas lo hacen a las cuatro habitualmente o a las 4.30 si se trata de fin de semana. Este horario estará vigente hasta el próximo 30 de mayo.

La aplicación del nuevo horario se produce en un momento vital, puesto que la intención de la Junta es transferir a los ayuntamientos las competencias del ocio, algo que en el caso de Cáceres podría resultar beneficioso. Además, la movida cobra especial importancia este otoño después de un verano en el que los conciertos en los locales se han visto seriamente perjudicados y hay todo un debate abierto en la ciudad, a la espera de que el gobierno de la socialista Carmen Heras busque una medida legal provisional que permita la celebración de conciertos o cualquier otra actividad cultural sin temor a las denuncias.

HOSTELEROS Algunos hosteleros consultados ayer por este diario volvieron a mostrar su preocupación ante la situación generada e instaron al equipo de gobierno a que busque soluciones. "Ahora mismo estamos encomendados al ayuntamiento", consideró David Vivas, propietario de Sala Barrocco. "Se puede solucionar dando licencias de café-concierto a quienes lo demandamos. Esa sería la solución más acertada", indicó el empresario. Vivas, que recordó que el asunto de las licencias lleva ocho años paralizado, lamentó la imagen que la ciudad proyecta al exterior y estimó que la obligatoriedad de cerrar los garitos a las tres de la mañana no es más que ganar puntos para coronar a Cáceres como "capital cultural del aburrimiento".

Vivas añadió que lo que ocurre aquí "no pasa en ninguna ciudad europea" y apuntó que la presencia de afters en La Madrila es consecuencia de una ley "que no tiene ni pies ni cabeza". En esta situación hay cuatro locales: Machiavello, Airbag, Submarino y Latinos, que amparándose en un fraude de ley cierran sus locales a las dos y reabren luego a las seis, puesto que los establecimientos incluidos en la categoría C de bar normal pueden reabrir pasadas cuatro horas de su cierre. Esta medida siempre ha sido criticada por los vecinos de La Madrila, por los ruidos que ocasiona la espera de jóvenes en la calle.

EL HIPICO En el mismo sentido se expresó Juan Luis Santos, gerente de Versus, Machiavello y Costa Cáceres, que estimó que la administración debería revisar los horarios. Precisamente, y aprovechando la llegada de los universitarios, Costa Cáceres (pista de verano del hípico) prepara para este jueves, a partir de las seis de la tarde, una macrofiesta que bajo el epígrafe Novatadas 07 incluirá gogós, streapppers, dj´s y speakers. Se sortearán más de 2.500 regalos, entre ellos ropa, ocho cenas, complementos para ordenadores, y 10 entradas para el concierto de Fiti y Fitipaldis, que se celebra el día 12.

Costa Cáceres cierra a las 05.30. Juan Luis Santos indicó que el establecimiento se rige por el contrato firmado con el ayuntamiento, que expira este mes y que, por tanto, en esta terraza no se aplica la ordenanza de la Junta de Extremadura, algo que ha sucedido en cada ocasión que el consistorio ha adjudicado este terreno y que ha despertado la crítica del sector de la hostelería al considerar que no estaban en igualdad de condiciones.