Somos un mercado de proximidad sin visibilidad». No se puede negar la evidencia. El Mercado Municipal Ronda del Carmen de la capital cacereña apenas se visualiza desde la vía pública: su principal acceso es la calle del mismo nombre; el otro, por las traseras del edificio del Organismo Autónomo de Recaudación y Gestión Tributaria de la Diputación de Cáceres; no hay letreros ni carteles grandes que se vean a distancia para señalizar las instalaciones inauguradas en 2016 tras completar una ambiciosa remodelación rompedora frente a las construcciones existentes, en las que se invirtió casi un millón de euros con fondos de la Junta de Extremadura.

No en vano, el edificio fue ideado con el propósito de convertirse en eje de dinamización comercial y social de la ciudad, concentrando en su interior una quincena de puntos de venta, formación hostelera y servicio de restauración en sus dos plantas. Sin embargo, transcurridos tres años desde su inauguración, continúa sin cumplir las expectativas para las que fue ideado.

«Este mercado tiene presente. Si no, no estaríamos aquí. Lo que no tiene es futuro. A los jóvenes ya no les interesa tanto este modelo y siempre queda la incertidumbre porque la planta de arriba está sin uso, lo que hace que vengan menos personas». Así define la situación actual el presidente de la asociación de comerciantes del mercado de Ronda del Carmen, Sebastián Jiménez. Su experiencia es una voz más que autorizada, pues en sus carnes ha vivido épocas de todos los tipos y ha logrado salir siempre airoso de cada una de ellas para mantener viva la carnicería familiar: «Llevo aquí desde los 15 años y me quedan muy pocos para jubilarme», explica a este periódico mientras atiende amablemente a su fiel clientela.

Asimismo, indica que los comerciantes desconocen las razones concretas por las que hay todavía cinco puestos vacíos y sin uso en la planta inferior del mercado: «Por ejemplo, no existe charcutería alguna en la que los vecinos puedan realizar sus compras y sin embargo hay varias solicitudes para ocupar estos puntos de venta libre en el mercado cacereño», apunta Jiménez.

En este contexto, Jiménez considera prioritario que el nuevo equipo de gobierno dote de uso a la planta superior con el objetivo de favorecer un mayor flujo de personas: «Está claro que tienen que hacer algo, ya sea facilitar que se instale alguna empresa hostelera o de servicio de restauración, aunque tengamos que competir directamente con ella, o que incluso el ayuntamiento traslade hasta aquí algún servicio municipal que obligue a venir a las personas», baraja entre las posibilidades que considera más factibles para que la situación actual mejore.

De momento, se prevé que la Asociación de Cocineros y Reposteros de Extremadura gestione esa segunda planta, aunque Jiménez lamenta que el diálogo con el anterior equipo de Gobierno y los comerciantes fue nulo. «A nosotros nunca nos decían nada. No hubo comunicación ni antes de las licitaciones, ni después». Jiménez confía en que el nuevo ejecutivo local dé una posible solución a este problema.

LAS OPINIONES / Desde el propio Mercado de Abastos de la Ronda del Carmen, los vendedores ven con buenos ojos la iniciativa de la Asociación de Cocineros, después de tres años sin que ninguna propuesta haya prosperado en la primera planta, que sigue vacía. Los diez comerciantes que ahora trabajan en el mercado necesitan que el mercado cobre más vida. De hecho, notan la importante subida de clientes cada jueves, coincidiendo con el mercado ambulante que se instala a las puertas del establecimiento. «Nos ha beneficiado bastante, por eso entendemos que cualquier reclamo de público es muy importante para nosotros». Además, la planta superior dispone de una entrada independiente, lo que le permitiría tener sus propios horarios a los negocios de restauración. «Ayudaría a dar visibilidad al mercado», subraya el presidente.

Por su parte, José Manuel Garzo, de Pescadería Salgado, apunta que la falta de aparcamiento en la zona tampoco ayuda. «Conseguir un estacionamiento entre Cánovas y Colón se hace complicado y desanima a algunos compradores, que optan por los parkings de los hípers aunque los productos no tengan siempre la misma frescura ni sean de la tierra», recuerda. En este sentido, recuerda que en las instalaciones ofrecen reparto a domicilio y toma nota de los pedidos a través del teléfono o del whatsapp.

Gema Galán, que regenta la Frutería Juani, insiste en la señalización. Reivindica que hace falta un simple rótulo que indique a los ciudadanos y visitantes que el edificio alberga el mercado municipal. «La gente pasa delante y no sabe qué hay aquí. Algunos entran pensando que vienen al Organismo de Recaudación de la Diputación a pagar las multas», relata la comerciante con ironía. Ante esta tesitura no es de extrañar que muchos se pregunten: ¿cómo llego al mercado?