Pásate tres años acudiendo a la bajada y subida de la Virgen de la Montaña, acude a la misa que organiza el ayuntamiento cacereño, preséntate en alguna sabatina, rézale todos los días y ruégale que te incluya en un lugar de honor en las listas para las elecciones municipales.

Pues resulta que te enteras por EL PERIODICO, porque nadie del partido te lo dice, que no es que no vayas en un lugar de honor, es que no vas en ninguno. "Ah ¿sí? Pues que vaya a recibirte tu tía", han dicho algunos de los actuales y no futuros concejales. Porque, según me cuentan, se ha notado su ausencia.

Y no es que yo sea partidario de que las autoridades civiles presidan procesiones pues no encuentro ninguna razón para que en un estado aconfesional las autoridades civiles deban hacerlo.

De hecho no se les ve presidir actos de fe de los budistas, musulmanes, judíos, ateos y agnósticos.

Al menos yo no los he votado para que me representen en ningún acto religioso, pues si quiero hacer publicidad de mis creencias iré en persona, no a través de interpuestos. Me conformo con que me arreglen las calles, hagan ágil la circulación, nos preserven de los ruidos, nos proporcionen agua potable y otras minucias. Pero de mi alma me ocupo yo directamente, que ya soy mayorcito.