NACIO EN NAVALMORAL

EDAD 75 AÑOS

TRAYECTORIA TRABAJO EN TABACALERA Y ES AMA DE CASA

AFICIONES LOS CRUCIGRAMAS, LA COSTURA, LA POESIA Y, COMO NO, LA PINTURA

ESTADO CIVIL VIUDA

UNA DEBILIDAD SU FAMILIA

Concha Luengo nació en Navalmoral hace 75 años y toda su vida ha vivido en esta localidad, de la que se siente muy orgullosa. A los 64 años descubrió su verdadera vocación: la pintura. Actualmente, su hogar es un auténtico museo de sus obras.

--¿Cómo comenzó su afición por la pintura?

--Todo empezó cuando mis nietos eran pequeños y se quedaron unos días en mi casa. Yo me entretenía dibujando con ellos y cuando llegó la hora de que se marcharan me dejaron aquí las pinturas para que me divirtiera. Poco a poco fuí cogiendo gusto a esto de pintar y me sorprendió ver que me salía tan bien. Estoy muy agradecida a mis nietos porque sin ellos me hubiera muerto sin sacar eso que tenía dentro.

--¿Cómo lo tomó su familia?

--Se sorprendieron mucho porque no se lo imaginaban, pero me animaron mucho para que siguiera pintando, y eso me hizo muy feliz.

--¿Qué le impulsó a seguir adelante con los pinceles?

--Pues ver que se me daba bien. Al principio me daba cosilla ir a las tiendas a comprar el material, por si pensaban que era demasiado mayor para andar con estas cosas, pero con el tiempo ya me fue dando igual, y no sólo eso, sino que descubrí que también se me daba bien la poesía.

--¿Cómo surgió lo de escribir?

--Pues fue una noche en la que no podía dormir y me empezó a salir una poesía, que todavía recuerdo de memoria. Luego fuí escribiendo más relacionadas con mi familia, con Navalmoral o con cada pensamiento que se me ocurre. Tengo tres o cuatro cuadernos llenos de poemas.

--Volviendo a la pintura, ¿es cierto que ha tomado clases de dibujo?

--Sí, estuve unos meses dando clases de dibujo con Agustín, mi profesor en el hogar de mayores y le estoy muy agradecida porque me ha hecho resucitar en la pintura. Además, las casualidades de la vida me hicieron descubrir que mi tío Neri fue profesor de pintura de Agustín. Fíjate que al final en mi vejez he descubierto que tenía algo de él.

--¿A qué otras ocupaciones dedica su tiempo libre?

--Me entretengo mucho con las sopas de letras y con la costura, aunque mi vista ya no es la que era.

--¿Qué es lo que más echa en falta a estas alturas de tu vida?

--Sin duda a mi marido. Cuando yo le decía que no me gustaba algún cuadro que había pintado, él siempre me decía que lo hacía muy bien. Cuando falleció lo pasé muy mal, pero poco a poco lo voy superando gracias al apoyo que tengo de mi familia y de mis conocidos.