Condujo de forma suicida durante más de 100 kilómetros. Supuso un serio peligro tanto para él como para el resto de los conductores y los agentes de las numerosas dotaciones policiales que participaron en su larga y accidentada persecución, en la que incluso tuvieron que utilizar las armas. Fue finalmente detenido en la N-630, a la altura de las curvas del Tajo, y por aquellos hechos, ocurridos hace ahora algo más de un año, Francisco J. C. M., de 55 años, se sentó ayer en el banquillo de los acusados. Pero no lo hizo para ser juzgado, sino para escuchar la sentencia que de conformidad alcanzaron ayer mismo el fiscal y su abogado, y que él aceptó.

Francisco J. C. reconoció los delitos de los que se le acusaba --conducción temeraria, atentado a los agentes de la autoridad y daños--, pero no irá a la cárcel, sino a un centro psiquiátrico. El fiscal solicitaba en principio 5 años de prisión, multa de 6.690 euros y la retirada del permiso de conducir por 10 años, penas que finalmente han sido sustituidas por 3 años y medio de internamiento en un psiquiátrico, 915 euros de multa y 10 años de retirada de carnet, "por padecer depresión y un trastorno de personalidad que le hace sentir un miedo atroz en determinadas circunstancias", señaló el titular del Juzgado de lo Penal.

La eximente completa de enajenación mental y el acuerdo entre las partes ha librado a Francisco J. C. de ir a la cárcel, que con un "sí, señoría" aceptó la condena que el juez le advirtió tendrá que cumplir: "Estar en un psiquiátrico para ser tratado de su patología y no volver a conducir, dada la gravedad de los hechos que usted cometió".

Tampoco tendrá que pagar responsabilidad civil, al haber renunciado el Ayuntamiento de Cáceres a cobrar los daños que causó en los vehículos policiales.

La conducción temeraria del acusado, que motivó la persecución en la que participaron una veintena de agentes de diferentes cuerpos de seguridad y seis vehículos policiales, se inició sobre las 01.45 horas del 11 de julio del año pasado cuando circulaba por la Ex-100 en sentido hacia la intersección con la N-521 y se prolongó hasta las conocidas curvas del Tajo, en la N-630, donde finalmente se le consiguió detener tras kilómetros de conducción "totalmente descuidada y a gran velocidad, y con evidente peligro para los demás conductores y los miembros de las fuerzas del orden".