La crisis de los bomberos suma ya cuatro meses sin que el gobierno provincial y el colectivo de trabajadores hayan logrado aún un acuerdo total para poner fin a sus desencuentros. El final de la huelga de hambre de nueve días que protagonizaron los agentes en noviembre pasado no ha sido más que un punto y aparte de un conflicto en el que la desconfianza y la falta de comunicación parecen mandar más que la razón.

La situación de los bomberos forestales es un buen ejemplo: mientras la diputación mantiene que no asumirán las tareas de los profesionales, éstos no se fían y sospechan que se les va a formar en los próximos años para hacerles luego una oposición a medida. En juego habrá, según el compromiso adquirido por el gobierno, tres nuevos parques en los próximos cuatro años y entre 50 y 60 plazas nuevas que, según el diputado Olivenza, se cubrirán mediante el concurso correspondiente conforme se vayan abriendo. Mientras, el desgaste crece en un grupo herido en su orgullo, ahora más unido que nunca.