TNto suelo yo por iniciativa propia responder a todo el que lanza mensajes en medios de comunicación, máxime si son opiniones personales con nombre y apellidos. Defiendo la libertad de expresión, siempre que se base en argumentos sólidos expresados bajo el más exquisito respeto. Es, por tanto, este caso especial para que me vea aquí en esta tribuna pública contestando sus desafortunadas afirmaciones que podían leerse ayer en este mismo espacio. Sin embargo, ejerciendo la responsabilidad como cabeza visible del colectivo al que represento, debo contestarle.

Toleramos diferentes puntos de vista, alentamos la discusión, y promovemos el debate en torno al tema de la colegiación, como ya abordamos la semana pasada durante la asamblea extraordinaria de la FAPE. Pero de ninguna forma admitimos que se nos califique de "mediocres" a aquellos que pensamos que la creación de un Colegio de Periodistas no vendría sino a sumar en dignidad, defensa y mejora de las condiciones laborales a las que muchos compañeros están siendo sometidos. Queremos pensar que su falta de respeto se debe más a un desconocimiento de la profesión o a un laxo sentido del código deontológico que nos rige.

Cada cierto tiempo, usted no es el primero, sale a la palestra alguna voz que trata de echar por tierra una formación universitaria reglada que en estos años ha dado grandes profesionales. Confundiendo al lector, hablamos de "capacidad de comunicación" o "habilidades para escribir", como si redujéramos el Periodismo (sí, con mayúsculas) a un coto sólo para aquellos que tenemos la licenciatura. Nada más lejos de realidad. En este país tenemos grandes comunicadores que carecen de título y nadie se lleva las manos a la cabeza, pero si existen estudios universitarios debemos ponerlos en valor.

Le voy a poner un par de ejemplos. Si cualquiera de nosotros se afanara en estudiar los procesos legales de divorcio analizando casuística y jurisprudencia podría dedicarse con el paso del tiempo a mediar como abogado matrimonialista. Es más, alguien pensará qué sentido tiene estudiar cinco años de Farmacia si las funciones son las mismas que las de un boticario. Despachar y vender medicamentos. A pesar de esto, nunca pondríamos en duda el valor de estas dos formaciones universitarias. El hábito diario puede enseñarnos un oficio, pero el estudio de una materia requiere tiempo de formación.

No veamos una amenaza, donde puede surgir una herramienta que nos proteja ante intereses económicos y partidistas. El Colegio de Periodistas no debe infundir temor, sino respeto. Algo que tenemos la obligación de recuperar.