Un amigo sacerdote de Madrid me dijo que los curas debíamos construir puentes entre personas y grupos diferentes. Decía, que todos tenemos mucho en común, pero necesitamos de alguien que lo saque a la luz y que nos ponga en contacto. Y lo ponía en práctica continuamente. En una ocasión, hizo un viaje de Madrid a Badajoz, sólo para presentarme a otra persona, porque, dijo "como os conozco a los dos sé que os entenderéis y que podéis hacer algunas cosas juntos". Y acertó plenamente.

Hoy necesitamos, quizá más que nunca, pontífices (como se diría en latín). Paradójicamente, en un mundo cada vez más globalizado e interdependiente surgen nuevos brotes de intolerancia ante lo ajeno y sobredimensionamos la diferencia entre lo "nuestro" y lo de "ellos". Algo que está en el fondo de ciertos planteamientos nacionalistas, pero también en el discurso de los políticos en general, que parecen más interesados en desacreditar al contrario que en buscar los puntos que tienen en común. De sus acuerdos brotarían decisiones políticas con un mayor calado y duración.

Es la diferencia que hay entre un político vulgar y un político estadista. Por cierto, Bismark decía que el primero piensa en la próxima elección y el segundo en la próxima generación.

XY MIRANDOx la historia de la humanidad parece inconcebible que no hayamos aprendido que la propia identidad no se construye eliminando a los diferentes. Muchos de los conflictos que tienen una base religiosa solo se entienden porque las religiones se han dedicado más a condenar los errores de las otras que a compartir lo mucho que tienen en común.

En el campo de lo social y en nuestra vida cotidiana hay que intentar construir puentes porque, como decía Ana Frank, asesinada en Auschwitz, "a pesar de todo, creo que la gente es realmente buena en su corazón".