Los atentados ocurridos en centroeuropa en los últimos tiempos ponen de manifiesto que la integración de los emigrantes en sus paises de acogida ha resultado ser un fracaso monumental y el diáologo de civilizaciones un sueño muy lejano. Especialmente llamativo es lo sucedido en Francia, un pais que tiene muchos siglos de inmigración, emblema de las libertades y la modernidad y en el que incluso personas pertenecientes a la segunda y tercera generación han sido protagonistas del desastre. La misma existencia de barrios marginales de emigrantes es ya una señal del fracaso. para intentar otrpo camino el gobierno de centroizquierda de Holanda se propone hacer firmar y cumplir a los emigrantes un contrato de respeto a las normas y valores de la sociedad holandesa, que en resumidas cuentas son los valores y normas de la cultura occidental.

Estos valores no son fruto del capricho ni han sibrevenido por azar sino que se han logrado alcanzar tras muchos siglos de sufrimientos, de desarrollo intelectual y moral que nos han conducido a unas cuotas de bienestar socioeconómico incomparable con otras culturas. Entre esos valores los hay que se asientan en demostraciones científicas, como la igualdad entre hombres y mujeres, otros son consecuencia de la llegada a la mayoría de edad de la humanidad, como la democracia y la separación iglesia-estado y los hay que ponen de manifiesto la autonomía del individuo, como la libertad de expresión y de confesión religiosa.Una prueba de la grandeza de la cultura occidental la demuestra el gobierno holandés al asegurar que no se obliga a los emigrantes a renunciar a su cultura y orígenes. Y una prueba de la fortaleza del pais se pone de manifiesto cuando se añade que “ las normas establecias son inviolables y la intimidación y la violencia obtendrán una respuesta firme” Naturalmente, será necesario completar esta decisión con políticas activas de integración. H