Cáceres (como todo el territorio nacional) se enfrenta a la segunda ola del coronavirus. Esta área de salud es la más castigada por la pandemia y cada vez son más los que sufren sus consecuencias; también los enfermos oncológicos a los que el covid-19 ha dejado en jaque. Por suerte, en la ciudad de Cáceres el coronavirus no ha obligado a suspender los tratamientos, aunque sí se han retrasado las citas médicas y ha cambiado la manera en la que se realizan: La mayoría vía telefónica, precisamente para evitar al máximo cualquier contacto con el hospital que puede suponer un riesgo de contagio para los pacientes. A lo que se suma el miedo que lleva a las personas a no acudir a los centros médicos para evitar infectarse, esto hace que en enfermedades como las oncológicas se tarde más en conseguir el diagnóstico, lo que supone un problema añadido para la curación.

«El cáncer estaba, está y estará. El problema es que ahora parece que solo tenemos que preocuparnos por el coronavirus pero esta enfermedad también afecta al cáncer porque hace que se paren las pruebas y que se tarde más en diagnosticar la enfermedad, no solo por retraso de las citas sino porque la gente no va al médico y en el cáncer, cuando se detecta tarde, es cuando vienen los problemas», apunta el gerente de la Asociación Española Contra el Cáncer, Ignacio Lucero. Aunque aclara que, en cuanto a funcionamiento, el área de salud de Cáceres ha conseguido mantener la calidad asistencial.

PROTOCOLOS DE SEGURIDAD

Pero al cáncer no solo le afectan los problemas sanitarios, sino también las restricciones sociales impuestas por las autoridades para prevenir la propagación del virus. Parece que el nivel de ocupación o la distancia de seguridad entre clientes solo incide en la hostelería y el turismo, pero también lo hace en otros sectores. En el caso del cáncer afecta a los pisos que el colectivo oncológico presta a los enfermos y sus familiares cuando necesitan salir fuera de su domicilio para someterse a terapias (tiene viviendas en Cáceres para personas que llegan de los pueblos cercanos o repartidas por el territorio nacional para que puedan ser usadas por los cacereños cuando necesitan salir fuera de la comunidad para estos tratamientos). Ahora tienen un máximo de ocupación del 50%, lo que supone que solo pueden ser compartidas por dos familias (antes eran cuatro). Hay personas que carecen de fondos (muchos, aclara Lucero, porque han perdido su trabajo por la crisis sanitaria) para mantenerse fuera de su casa, lo que dificulta mucho que puedan acceder a estos tratamientos.

Ante esta situación el colectivo se ha visto obligado a abrir una línea de ayudas para pagar los alojamientos de estas familias. En estos momentos financia estancias en Salamanca y en Barcelona. «Hay un grave problema este año porque hay una emergencia en el cáncer brutal, no solo sanitaria, sino también económica. La situación de las familias se ha complicado. Antes la asociación realizaba sobre todo atención psicológica pero ahora la atención social ha crecido muchísimo», destaca el gerente de la Asociación Española Contra el Cáncer.

EL RETO PARA RECAUDAR FONDOS

Para frenar este problema Lucero ha puesto en marcha un reto personal para conseguir recaudar fondos que ayuden a sufragar los alojamientos y poder dar cobijo a estas familias. Bajo el lema ‘Techos de Cáceres’, el reto consiste en subir los diez picos más altos de la provincia. Ya ha ascendido cuatro (Torreón, Covacha, Camocho y Tiendas) y lleva recaudados casi 2.000 euros a través de particulares (se puede donar a través de la web ‘www.miretocontraelcancer.aecc.es’) y de patrocinadores. Le faltan por conquistar otros seis: Cancho, Valdeamor, Panera, Peña Negra, Villuercas, Bolla y Jálama. Lucero espera llegar a los 5.000 euros en Cáceres, aunque se recaudarán fondos también en todo el territorio nacional porque el reto, ideado por este cacereño, ha sido ya copiado por las juntas provinciales de la Aecc de otros municipios del país, que subirán también las cimas más altas de sus provincias.