La decisión adoptada esta semana por la comisión informativa de Urbanismo del ayuntamiento de no modificar el plan especial (la norma que regula las actuaciones urbanísticas en el casco viejo) permite la agilización del proyecto hotelero en el palacio de Godoy, que se presenta como algo más que un hotel, ya que está llamado a ser una palanca que permita el desarrollo de la zona norte del casco antiguo. En esta ocasión se ha evitado el ruido. No se ha hecho de este asunto un casus belli político y el fantasma de El Corte Inglés no se ha agitado. No se embarra la intervención y las dos administraciones, la municipal y la autonómica, competentes en materia de urbanismo parece que esta vez sí van de la mano.

La comisión de Urbanismo optó el lunes por coger el camino más corto. Dejó a un lado que el uso asignado a la parcela del palacio de Godoy es el cultural-docente, porque así se decidió hace una década cuando se quería trasladar el conservatorio a la calle Godoy, y cogió el atajo que le ofreció la dirección general de Urbanismo de la Junta, que, apoyándose en un informe técnico encargado por la Consejería de Presidencia, ha hecho una interpretación menos restrictiva del texto normativo del plan especial.

En ese informe se argumenta que aunque el uso pormenorizado del palacio es el cultural-docente, el plan especial no lo considera vinculante, sino un orden de prioridad o de intención que no impide o limita la implantación de otros considerados compatibles por el plan, que en la zona del palacio también permite todas las categorías del uso institucional público, entre las que está el hotelero. Es un camino más enrevesado, pero más corto que una modificación del planeamiento urbanístico, que necesitaría de tres aprobaciones y que se prolongaría durante al menos seis meses o incluso más. Si como ejemplo se acude a la última modificación urgente que se está tramitando en el planeamiento, la del nuevo acceso al hospital, en septiembre se acordó su aprobación inicial, se había empezado a tramitar antes, y hasta el pasado jueves no se acordó la provisional y aún falta la definitiva.

Que se haya cogido el camino más corto no significa que no haya otros o que sea el más correcto. Los servicios técnicos de Urbanismo del ayuntamiento proponían que antes se modificase el planeamiento por no ser coherente que en su ficha el edificio aparezca con un uso cultural-docente que no va a tener y además recordaban como el cambio de uso, de dotación pública a terciario que explotará un privado, conlleva un incremento del aprovechamiento urbanístico y cesiones a la administración, en este caso a la local, por las pluvalías que se generan con el cambio efectivo de un uso dotacional a otro terciario.

Ya se ha dado el primer paso. Ahora hay que dar el siguiente, que es que el proyecto se ajuste a la protección no solo del palacio, sino también de su entorno, pero esto ya es otro capítulo, tal vez el más decisivo de este proyecto, en el que la decisión corresponderá a la comisión técnica del plan especial.