Los residentes de El Vivero se movilizan y han creado una plataforma vecinal para detener la construcción de la gasolinera en pleno corazón del barrio. Los obreros iniciaron las tareas para construir un área de servicio en el aparcamiento entre las calles Monfragüe y Gredos esta pasada semana. Tras una semana de críticas vecinales, los residentes deciden agruparse en un colectivo y trasladan su malestar al ayuntamiento con el objetivo de paralizar las tareas. Para ello, han presentado al consistorio un informe que ha elaborado una investigadora de la universidad de Cartagena en el que plantea los riesgos de situar una gasolinera en el caso urbano, tan cerca de edificios y viviendas. La responsable de elaborar el estudio, Marta Doval Miñarro, dirige el área de contaminación atmosférica y ha redactado un escrito que los vecinos también han registrado en el consistorio.

De acuerdo a este informe, la Organización Mundial de la Salud recomienda «minimizar la exposición en gasolineras para reducir el riesgo para la salud» y establece «que las nuevas gasolineras deben proyectarse de modo que garanticen unas distancias mínimas de seguridad mínimas de 100 metros de distancia a cualquier edificación».

Según publicó este diario el viernes, el área de servicio ‘low cost’ estará gestionada por la empresa Maga Oil, abrirá las 24 horas y estará parcialmente atendida -de 7.00 horas a 23.00 horas-. Contará con cuatro pistas de suministro de combustible y área de lavado. Su construcción fue aprobada hace dos años por el ayuntamiento por unanimidad de todos los grupos políticos. El 20 de mayo de 2016 la empresa pidió información urbanística sobre su viabilidad y el 12 de julio, vio luz verde en la comisión.

La cadena de alimentación propietaria de los terrenos apuntaron esta semana que las obras de construcción de la nueva estación han creado seis nuevos puestos de trabajo. La empresa encargada de las obras es Comade, con sede en Merida, y los trabajos se prolongarán durarán dos meses y medio.

Desde que se iniciaron las obras, la polémica se aviva entre los vecinos y los comerciantes. Hay quien se posiciona a favor «si cumple los requisitos legales» y quien muestra su rechazo y alega que es un peligro para la seguridad y aluden a posibles problemas estructurales de contaminación.