"Yo lo único que quiero ya es que nos muramos todos para que todo esto acabe", exclamó entre sollozos Milagrosa. "Sólo quiero justicia, pues nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro", aseguró en otro momento, y también sin poder contener las lágrimas, Aurelia. La primera es hija del autor de un crimen. La segunda, la viuda de la víctima. Sus testimonios desgarraron ayer a los asistentes al juicio que contra Germán Alvarez Tornero, acusado de un delito de homicidio, se celebró en la Audiencia Provincial.

La doble tragedia del ya conocido como crimen de Fresnedoso quedó ayer patente en la vista, que se inició a las 10.30 y terminó cerca de las 23.00 horas --una crisis de ansiedad de la hija del acusado obligó a suspenderlo de 12.30 a 17.00--.

Dos familias están destrozadas, como ya presagió el propio Germán Alvarez cuando el 12 de diciembre del 2002, tras asestar dos puñaladas a su convecino Generoso Sánchez en una finca cercana a Fresnedoso, no dejó de repetir: "Hemos arruinado dos casas por una tontería". Fue algo que todos los testigos recordaron ayer.

Una tragedia doble para las familias --ambas se han marchado de Fresnedoso y están destrozadas, según declararon la viuda de la víctima y la hija del agresor-- y doblemente revivida, pues ayer fue la segunda vez que Alvarez se enfrentaba a un juicio por este crimen --hace un año un jurado popular le declaró culpable de homicidio, pero estimó que fue en defensa propia y se le absolvió--.

Ayer, como ocurriera hace un año, el autor del crimen de Fresnedoso reconoció su culpa, pero insistió en asegurar que nunca quiso hacer daño a su convecino. Afirmó que fue éste el que empezó la agresión, golpeándole y tirándole piedras de gran tamaño con las que le hirió, y que si le atacó, "aunque no recuerdo cómo le pinché", fue porque creyó que iba a matar a su hija.

VERSIONES ENFRENTADAS

Los once miembros del jurado --cinco hombres y seis mujeres--que habrán de determinar ahora si Germán Alvarez es culpable o no del delito que se le imputa, siguieron con interés las declaraciones del acusado, testigos y peritos, en unos casos coincidentes y en otras enfrentadas.

Quedando reconocido por todas las partes que entre ambos --agresor y víctima-- se produjo una discusión, el fiscal y el abogado de la acusación particular intentaron probar que el acusado apuñaló a su víctima antes de que éste le agrediera. Así lo afirmaría la propietaria de la finca donde Germán y su hija trabajaban el día de los hechos, que resulta que es, además, la mujer de un hermano del fallecido.

Por su parte, la defensa siempre mantuvo que si Germán atacó fue para defender a su hija y a sí mismo, "pues pensé que nos mataba", señaló.

La cuestión sobre si fue antes el lanzamiento de piedras contra Germán, o antes las puñaladas a Generoso, quedó en el aire. Lo que sí se puso de manifiesto por médicos y forenses es que Generoso recibido dos puñaladas, "una de ellas mortal de necesidad", y que Germán recibió en la cabeza y el cuerpo el impacto de piedras de grandes dimensiones.