Hace unos días se nos ha presentado una de las caras más crueles de la vida política. El PP ha descabalgado de las listas de la alcaldía a Elena Nevado cuatro días antes de cerrarse el plazo. No es la primera vez que sucede algo parecido o peor en nuestra ciudad. En 1983 un emisario de la entonces Alianza Popular llevaba las listas a la Junta Electoral minutos antes de acabar el plazo cuando fue abordado en plena calle por un mandamás del partido que le cambió la lista. ¿ Es que no ha habido tiempo antes para llevar a efecto el cambio? Se deja para ahora cuando ya no tiene tiempo de acudir a sus influencias para revertir la situación o buscar acomodo en otras listas. A finales del pasado año tanto los órganos del partido como bastantes militantes consideraban que era necesario cambiar de cara y optaban por Rafa Mateos, una persona inteligente, educada, abierta y dialogante. Incluso se había contactado con personas para elaborar la lista de concejales. Sin embargo una encuesta fantasma y los apoyos en el PP nacional consiguieron torcer la cuestión y el partido proclamó a Nevado a bombo y platillo como candidata en presencia de los presidentes provincial, regional y nacional. Esto produjo desconcierto y descontento en gran parte del partido hasta el punto de que tenía dificultades para hacer una lista dadas las negativas que obtuvo. Aunque uno peque de suspicaz piensa que su apoyo a Soraya le ha pasado factura y que los pablistas han pesado más. Es posible que junto a las traiciones de algunos y las medias verdades de otros pase por su mente la duda de si seguir en política o dedicarse a su profesión pues los cargos apetecibles están asignados, diputados y senadores, de manera que solamente le queda la Asamblea en la que si no ganan es de suponer que Monago aspire a ser senador, León a estar en la mesa y Teniente a continuar de portavoz, con lo cual estaría en un puesto sin relevancia. Pero como dice san Ignacio de Loyola, “en tiempos de desolación no hacer mudanza”.H