Domingo Pavón, natural de Torreorgaz, sabe lo que es trabajar en Madrid. Estuvo 13 años con varios compañeros, aunque finalmente solo se quedaron él, su hermano y su cuñado. "¡Claro que los sueldos compensan!, sobre todo antes, cuando en Cáceres se ganaban 80.000 pesetas y allí 250.000", revela. Experto alicatador, solador y marmolista, en Madrid trabajó todo lo posible viajando cada semana y durmiendo en un piso alquilado, hasta que la edad, la tierra y la familia comenzaron a tirar con mucha fuerza. "Llega un momento en que otras cosas compensan más, así es que los tres nos arriesgamos, nos vinimos y montamos nuestra empresa, Solados y Alicatados Pavón y Palacios. Ya tenemos 13 empleados, pero aquí trabajamos todos, jefes, oficiales y peones", aclara al instante. El negocio marcha viento en popa y en estos momentos se centran en 36 viviendas de Mejostilla y 150 de Mérida. Sin embargo, ahora también sufren la falta de personal cualificado cuando lo necesitan: "No sabemos cómo encontrar gente del oficio que sepa", confiesa.