Comencemos por el principio. En el principio existía un edificio céntrico. Y el terreno estaba calificado de docente. Un empresario llega a un acuerdo con la propiedad para adquirir unos metros y edificar pisos. Puesto que se requiere un cambio de uso, lo solicita al ayuntamiento. Por medio de información privilegiada, según sus propias palabras, recibe la noticia de que el Corte Inglés desea instalarse en Cáceres y que incluya ese deseo en el proyecto. Naturalmente, con tal señuelo sería mucho más fácil la recalificación.

¿Cuánto vale ese terreno?. Hombre, pues depende. Para las propietarias, en este caso las carmelitas, vale un montón de euros, dada su situación y extensión. Pero están equivocadas. Vale, exactamente, cero pesetas, que traducido a euros quiere decir cero euros. Porque ahora es una parcela en la que solamente se puede edificar un colegio. De manera que las Carmelitas han de tener muy presente que su propiedad no vale nada. Es decir, vale lo que el ayuntamiento y la Junta quieran que valga. Si no se la recalifican vale X. Si se la recalifican XXX. No están en condiciones de exigir nada sino de aceptar o rechazar lo que se les ofrezca. Unos les ofrecen pisos y comercial. Otros solo comercial.