Cuatro años y medio de prisión y, una vez cumplida esta condena de privación de libertad, 10 años más de tratamiento médico psiquiátrico y asistencia a cursos de educación sexual, es la condena impuesta a un padre por abusar de su hija de tan solo 7 años.

Se trata del cacereño Francisco José P. R., de 46 años, al que también se le ha retirado la patria potestad tanto de la pequeña como de su otro hijo, un niño de 10 años. El Ministerio Fiscal solicitaba inicialmente la retirada solo respecto de la niña.

El acusado, que está diagnosticado médicamente de pedofilia, es decir, que se trata de un enfermo, iba a ser juzgado ayer en la Audiencia Provincial de un delito de abuso sexual a menor de 13 años por el que se enfrentaba a una condena de 6 años de prisión. Esta era la pena que solicitada tanto la fiscal encargada del caso, como la acusación particular, ejercida por su exesposa y madre de la menor.

Para ello fue trasladado desde el centro penitenciario, donde se encuentra, en situación de prisión provisional, desde que ocurrieron los hechos en marzo pasado, pero el acuerdo alcanzado entre las partes --su letrado, la abogada de la acusación particular y la fiscal-- evitaron el juicio.

Francisco José P. R. reconoció que abusó de su hija y aceptó las penas que, de conformidad entre las partes, se le impusieron. Los 4 años y medio de prisión así como someterse a tratamiento psiquiátrico durante 10 años y acudir a cursos de educación sexual. Y es que no es esta la primera condena que por abusos a menores se le impone, pues ya fue condenado por este delito a finales de los ochenta, cuando tan solo contaba 18 años, aunque este hecho no es computable a efectos de reincidencia al haber pasado ya más de 20 años.

CON VIGILANCIA Los hechos por los que ahora es de nuevo condenado, cometidos en la persona de su hija, ocurrieron en un centro de atención y mediación a la familia que la asociación Anfami tiene en la ciudad como punto de encuentro familiar. Y se descubrieron precisamente gracias a un psicólogo de este centro que ejercía de vigilancia en el encuentro autorizado entre Francisco José P. R. y sus hijos el pasado 24 de marzo.

Por auto judicial de fecha 25 de abril del 2008 se estableció para el acusado un régimen de visitas respecto de sus dos hijos menores, con los que podía estar los miércoles y jueves, durante una hora, en un punto de encuentro familiar y siempre supervisado por personal del centro. Pasado un tiempo, "teniendo en cuenta que se había observado una evolución favorable en la relación del acusado con sus hijos", comenzó a permitirse por los psicólogos y educadores del centro que, durante cortos espacio de tiempo, Francisco José pudiera estar a solas con sus hijos.

Esta era la situación el día de los hechos, el jueves 24 de marzo, en que la visita comenzó a las 17.15 horas. El acusado se encontraba sentado en un sofá con sus hijos a ambos lados, siendo supervisada la visita por un psicólogo del centro, que se ausentó en tres ocasiones de la sala en la que se encontraba.

Pero el acusado, "aprovechando uno de los momentos en los que el psicólogo se ausentó, introdujo con ánimo libidinoso una de sus manos en el interior del pantalón del chándal y la ropa interior de su hija". En ese momento entró el psicólogo que, al observar lo que sucedía, dio por finalizada la visita y comunicó lo ocurrido al juez de instrucción, quien dictó auto suspendiendo las visitas entre Francisco José y sus hijos. Y seis días después, tras la denuncia presentada por la madre de los menores, se decretaba su ingreso en prisión provisional.