Muerte involuntaria. Así calificó ayer el jurado popular el caso del crimen de la antigua nave de Campsa ocurrido el 23 de junio del 2007, en el que un indigente mató a otro a palos. El imputado por este crimen, el portugués Marcolino Joao Dos Anjos, fue declarado por lo tanto culpable de un delito de lesiones y homicidio imprudente, según el veredicto que emitió ayer el jurado a las dos de la tarde, tras seis horas de deliberaciones y después de la vista oral celebrada el lunes.

Este veredicto supondrá una considerable reducción de la condena para el acusado, que oscilará entre los tres y los cinco años de cárcel, frente a los doce años que solicitaba el fiscal y que ya redujo en el juicio sobre la solicitud inicial en 4 años.

CONDENA Ante el fallo del jurado, el fiscal solicitó entonces ayer una pena de tres años de prisión por el delito de lesiones con el agravante de utilización de herramientas y la atenuante de enajenación, más otros dos años por el delito de homicidio imprudente. La abogada de la defensa consideró que debe imponérsele tan solo una condena de un máximo de tres años.

Será de todos modos el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia el que imponga la condena que deberá cumplir el imputado, según establece la ley del jurado popular.

El jurado, formado por ocho mujeres y un hombre, que ejerció de portavoz, consideró que no se había probado que Marcolino Joao Dos Anjos, de 29 años y en prisión desde su detención un día después del suceso, tuviera deseos de matar a Rafael Peñafiel, de 59 años, cuando le atacó reiteradamente, primero con un cuchillo y luego con palos y herramientas, golpeándole en diversas partes del cuerpo. Y ante esa falta de ánimo de matar, a pesar de la agresión y su trágico resultado, el delito se convierte en homicidio imprudente.

Los dos indigentes convivían juntos en una de las antiguas y abandonadas naves de Campsa, en la N-630. Ya habían discutido en ocasiones anteriores por la limpieza de la nave y la basura, incluso habían llegado a las manos, pero no tanto como la noche del 23 de junio del 2007. Aquel día uno de los golpes que le asestó Marcolino a Rafael le causó un edema cerebral que le llevó a la muerte una hora después de la agresión. Marcolino abusaba frecuentemente del alcohol pero no se cree probado que esa noche estuviera borracho.