No solo trabajan en el Womad, también lo respiran, lo cantan, lo bailan, lo tocan, lo viven intensamente... Son las cientos de personas que cada año acuden al certamen para instalar sus puestos de bisutería, de ropa, de artesanía, de perfumes o de comidas, y entre cliente y cliente se escapan a un concierto o se unen a una improvisada y alegre jam session callejera.

Entre estos womeros de Primera División, todos enamorados del certamen, están Celine, Sergio y Abdulá, que vienen de Alicante a instalar 'La Tasca' en San Mateo. Los tiempos no están para hacer caja, "pero el ambiente nos compensa", afirman. Al lado, en el Mercado de las Comidas del Mundo, Edmon (Alemania), Rashid y Mohamed (Marruecos), Ascar y Said (Irán), y Abu (España) montan el restaurante La Baraca. "Nos atrae desde hace varios años la armonía y la convivencia de Womad", confiesan.

Más abajo, Romero, Charo, Ilia y su perro Goyo comienzan a preparar su número de teatro y circo de calle. "Aquí empezamos la temporada y esperamos arrancar sonrisas", explican. Mientras, en el mercadillo de Cánovas, Ismael, Jonás, David, Fernando y Juan Carlos, todos de La Vera, instalan un puesto singular de ropa de La India de diseño propio, desde 4 euros.

Muy cerca, varias familias ecuatorianas exponen las mejores creaciones que salen de su talento y de sus manos, productos de artesanía con un colorido feliz, como las atrapapenas de Luis y Jefferson, las pulseras de Luis y María, y las curiosas hamacas de Fernando y Gladis. Feliz y próspero Womad a todos.