Fue como si Curro Alvarez hubiera estado en su homenaje. El tributo al músico cacereño, celebrado ayer al calor de las viandas de Casa Chinto, se convirtió en el recuerdo presente a este devoto del mundo taurino en todas sus facetas. "Le gustaba el ritual de ir a la plaza a ver los toros y charlar con las cuadrillas", recuerdan los amigos que, agradecidos, destacaron su permanente bondad.

Una exposición de fotografías taurinas de Enrique Higuero, Luis Cid, Francis Villegas, Juan Carlos Terroso y Nacho Llanos brillaban en el local de la avenida de las Lavanderas al que Curro acudía habitualmente.

Su viuda, Carmela García, recordó emocionada su faceta de investigador: "Vivía los toros muy intensamente". Junto a ella, rostros conocidos del toro en la ciudad: empresarios, toreros y aficionados que disfrutaron de una jornada en la que Curro hubiera puesto su generosidad. Una virtud destacada por el artista Carlos A. Terroso, autor del rostro de 80 metros de Curro Alvarez que presidió la plaza de toros en la novillada de ayer. Una mirada que se hizo más presente que nunca en el coso de la era de los Mártires.