Gunn Report, la más reconocida publicación sobre el rendimiento de agencias publicitarias a nivel mundial, ubicó a la empresa Grupo W, de México, en la cuarta posición de su ránking de agencias interactivas. El cacereño Daniel De la Cruz Heras, su director creativo interactivo, habla para EL PERIODICO de su periplo mexicano.

--Se podría decir que usted es un extremeño en el mundo...

--Sí, pero por elección no por eliminación. Trabajaba aquí y me iba bien, pero llegó un punto en que llevaba dos años haciendo lo mismo, y soy mucho de ciclos y de etapas. Fui a México a dar una conferencia y los que organizaban el evento (Grupo W), me ofrecieron que si quería ir allí a probar. Era muy delirante el hecho de plantearme ir a vivir a México, entonces llamé a mis padres pensando que me dirían que estaba tonto, que cómo me iba a ir, y más bien lo que me dijeron fue: ve, porque nunca sabes cuando vas a tener la oportunidad de volver a salir.

--Que padres tan generosos...

--Si algún día soy padre espero ser al menos la mitad de lo que mis padres han sido para mí. Siempre me dijeron: "Haz lo que tengas que hacer para estar bien y si eso te supone irte al otro lado del mundo, aunque a nosotros nos duela porque somos tus padres, te vamos a apoyar".

--Aunque suene a tópico: ¿Ha reconquistado México o México le ha conquistado?

--Supongo que conquisto de mi parte, aunque algunas no se dejan (risas) y me dejo conquistar por él. Es un país muy pintoresco, la gente es muy amable, cercana, es como el humor que hay en Cádiz de intentar ser feliz con la vida, no estar todo el día endemoniado.

--Usted practica el lenguaje flash, ¿no le da miedo que este lenguaje sustituya al oral?

--No tiene por qué. Es como si le digo que los que hacen cine son dependientes de las lentes de Panavision, no es más que una herramienta para comunicar.

--Quiero decir que a veces da la sensación de que en los colegios acabará desapareciendo la escritura porque una máquina escribirá por nosotros...

--Estos días recopilando cosas de mi padre encontré un cuaderno de cuando él estudiaba en el San Antonio. Era una especie de estudio acerca de los medios de transporte a lo largo del tiempo y me hacía mucha gracia de que él con 13 años se expresara en unos términos que para un niño de hoy con esa misma edad es absolutamente impensable. No obstante, me parece una generalización muy burda porque es como decir que todos los que tienen 20 años son retrasados.

--Empezó en Vivernet, de ahí se hizo autónomo y luego marchó a México. ¿Qué le diría a quienes piensan que los universitarios extremeños están menos preparados que el resto?

--Me parece una individualización, un cliché, se tiende a clasificar a la gente en sectores demográficos y de comportamiento. Hay un complejo de puertas adentro en esta tierra muy evidente. No soy nadie especial para decir que soy un caso de éxito, pero no querría verme como un estudiante sin interés por lo que está viendo más allá de terminar la carrera y luego encontrar un trabajo, me parece una perspectiva de vida realmente muy aburrida. Más bien, yo quiero hacer de mi futuro lo que quiero ser, no lo que me están diciendo que sea. Creo que tiene más que ver con una actitud de vocación ante la vida.

--¿Pero volvamos al lenguaje flash, puede explicar qué es?

--Es un programa de edición en el que puedes integrar audio, video, ilustración... imagínese una película en la que los fotogramas van pasando uno por uno, flash automatiza ese proceso.

--Vamos que es un creador de efectos especiales pero en internet...

--Algo así. Además flash es una herramienta de edición multimedia más joven que otras. Las producciones para internet ya son de cine.

--Y su empresa ocupa el ránking como la cuarta mejor del mundo en materia publicitaria...

--Sí, detrás de Miami, Estocolmo y San Francisco.

--O sea que se puede conquistar el mundo sin salir del ordenador...

--Lo pintoresco es estar en esa lista en un mercado prácticamente inexistente como es México. No es el hecho de dónde se hace ese trabajo sino de cómo es ese trabajo. Este año ganamos tres grandes premios, uno de ellos en el Festival de San Sebastián. Era la última semana de mi padre, me fui del hospital al avión y regresé al hospital con los metales. Eso me dio mucha alegría, porque una de las cosas que más preocupaba a mi padre era la inseguridad en México, por eso llegar al hospital con los oros era la encarnación de que aunque estuviera lejos estaba haciendo algo que me gustaba.

--¿Echa de menos Cáceres?

--La redescubro cada vez que vuelvo. Ahora vengo del cementerio, he paseado por San Blas, por la plaza Mayor que era donde vivíamos mis padres y yo. Echo de menos a mi familia, y más en estos momentos. Cáceres es donde nací y cuando todo se me acabe es el sitio al que espero regresar.