La alcaldesa fue recibida entre vítores en el pabellón deportivo. Casi 70 niños coreaban su nombre y le gritaban piropos. Media hora antes de la llegada de Heras, los chavales habían estado ensayando el recibimiento que le darían. Con ayuda de los monitores y salvando algunos codazos por colocarse al lado de la regidora cacereña en el momento de la foto en grupo, los chiquillos supieron comportarse y le ofrecieron un espectáculo de bienvenida en el que simulaban un telediario. Este contaba con secciones como "deportes" o "cotilleos" y supuso el comienzo de la visita de Carmen Heras al Campamento Urbano de Cáceres.

"Es una propuesta que funciona muy bien, lleva unos cuantos años en marcha y los niños disfrutan con actividades regladas y lúdicas, educándose a través del juego", contaba la mandataria municipal momentos antes de enfrentarse a unos niños que esperaban expectantes su visita. Además, esta iniciativa transciende del ámbito puramente del ocio, sirve para que los padres, con menos vacaciones que los hijos, puedan "conciliar el trabajo con los niños", dijo Heras.

Romances veraniegos

El campamento urbano, promovido por el Ayuntamiento de Cáceres y organizado por la empresa Légola, es una propuesta que ha reunido a cerca de 400 niños durante los meses de julio y agosto, en cuatro turnos de 15 días y que llena el a priori desocupado verano infantil de excursiones, talleres y juegos deportivos.

Raúl, de 8 años, era el encargado de entrevistar en exclusiva a la alcaldesa. Con las preguntas caligrafiadas a mano en un cuaderno y un aplomo de profesional, consiguió sonsacarle a Heras que ella de pequeña "no soñaba con ser alcaldesa", sino que tenía objetivos más comunes "como echarse novio". Esta respuesta provocó risas entre el joven público, que se debió de sentir identificado, pues en el par de semanas que dura cada turno del campamento, se han hecho y deshecho varias relaciones sentimentales, como bien indicaba el conductor de la sección de "cotilleos", que narró cómo los flechazos amorosos están a la orden del día. Esto no es difícil de comprender si se tiene en cuenta el número de chavales que han pasado por el Pabellón Municipal Juan Serrano Macayo y el San Jorge. Según indica Sara María Rubio, una de las monitoras del campamento, en la primera quincena de julio "hubo hasta lista de espera para conseguir plaza".

El éxito de esta iniciativa se ve reflejado en que la mayoría de los asistentes desean repetir. Por ejemplo Gemma, de 9 años, está disfrutando de su segundo turno consecutivo y Candy, de 11, es una veterana que va a completar los dos meses en las instalaciones.

Mañana, cuando el campamento vuelva a su rutina extraordinaria, 70 niños irán a conocer el museo Pedrilla. Aunque Candy, si tuviera que elegir entre una excursión o la visita de la alcaldesa, "me quedo con Carmen".