Curiosamente, Diego Pedrera nunca fue buen estudiante, "de hecho dejé el bachillerato a medias". Sin embargo su pasión por la literatura le ha llevado ya a publicar su tercer libro bajo el título 'Esos valientes extremeños', el cual presentó recientemente. Hijo de un matrimonio malpartideño que emigró a Madrid durante los años 60, el escritor empezó allí sus primeras lecturas. "Mi padre trabajaba en una empresa de reciclaje de papel así que, aunque no fueran para leerse, mi casa estaba siempre llena de cuentos, tebeos y novelas".

A su vuelta a Malpartida de Cáceres con 10 años encontró una gran influencia. Su tutor durante los años de escuela en la localidad, Fernando Agúndez, "fue quizás quien más" le enseñó "el amor a la lectura", detalla Pedrera. Durante los años de bachiller, Diego decidió dejar los estudios y asegura que es en ese momento cuando más se enganchó a los libros. "No por ser mal estudiante hay que dejar de leer. Al revés, ya que no me iba a formar en otras materias, me formé con la lectura", recalca.

En realidad, hasta 2010, Diego no era más que un aficionado lector hasta que, tras el nacimiento de sus hijos, dió un paso más allá y se planteó ser escritor. "Ves con admiración a tus grandes escritores y tu también quieres formar parte de todo esto. Emular a esos escritores es el primer paso". En 2012 publicó su primera novela, '220 euros'. Se trata de un thriller, "una novela negra policiaca". Ambientada en la ciudad de Cáceres, aunque no se la mencione, el libro recoge temas como la exclusión social, el desempleo y la difícil situación que muchas personas intentan atravesar de la mejor manera posible.

Dos años después salió a la luz su segunda novela, 'Tocan a muerto'. En esta ocasión el escritor se basó en la localidad de Malpartida para su ambientación. A pesar de ser una ficción, esta segunda publicación está basada en una época muy concreta que es el final de la Guerra de la Independencia. Una historia desgarradora en medio de una guerra que finaliza y donde se producen crímenes atroces.

De nuevo, y tras otros dos años, Pedrera vuelve con un nuevo libro, 'Esos valientes extremeños'. A diferencia con las anteriores publicaciones, en esta ocasión no se trata de una novela sino una especie de ensayo donde se muestra parte de la historia española a través de la vida de extremeños. Según apunta, "la historia ya está inventada, lo que intento es aconsejar y mostrar las lecciones que nuestro pasado nos da para tenerlas en cuenta en el futuro".

El libro se divide en la vida de 22 personajes que formaron parte de la historia desde la época prerromana y hasta el siglo XIX. Conquistadores, bandoleros, épocas de guerras..., un resumen de nuestro pasado.

Pero no solo se recoge la vida de estas figuras sino que en cada uno de los capítulos se introduce a otros muchos personajes extremeños desconocidos así como la cultura de distintas civilizaciones que se "toparon con nuestros compatriotas". Con la obra, Diego persigue un objetivo muy claro. "A la historia extremeña se le debe hacer justicia. Hacer justicia y reivindicar a los muchos personajes extremeños que están a la sombra y han sido tan importantes".

SATURNINO MARTIN

CEREZO, TENIENTE

Saturnino nació en Miajadas (1866), en el seno de una familia humilde de labradores. A pesar de estar predestinado a trabajar en el campo, su inquietud en la lectura le hizo ingresar en el ejército. En Africa ascendió a sargento tras lo cual fue destinado a Málaga, donde iba a nacer su hijo. Desafortunadamente, tanto su hijo como su mujer murieron por lo que entró en depresión y decidió trasladarse a Filipinas. En Baler, pasó a ser el teniente al mando de los que finalmente se conocieron como los últimos de Filipinas. Asediados en una iglesia mantuvo a su tropa hasta 337 días, cuando al fin, y tras ver una publicación en la que leyó el nombre de un amigo suyo, le convencieron de que Filipinas ya era independiente.

JOSE ANTONIO DE

SARAVIA, MILITAR

La vida de Saravia "es asombrosa", detalla Pedrera. Nació (sobre 1800) de la relación entre un cura y una viuda en Villanueva del Fresno, algo que marcó su destino de por vida. Forjó su carácter el sólo ya que fue un niño abandonado. Sus abuelos le cuidaron hasta que murieron y se hizo cargo de él un tutor legal que perseguía era el dinero de la manutención. Le mandaron a Oliva de la Frontera a estudiar donde en realidad acabó trabajando hasta que su madre biológica se arrepiente y decide llevarle de nuevo al hogar donde nació. De ahí pasa a Madrid y continúa sus estudios en una época super convulsa con el '2 de Mayo', donde participó. Posteriormente se alista al ejército y empieza a ascender peldaños hasta que tiene un conflicto con un oficial de su compañía al que mata de un botellazo y sale huyendo. Vuelve a su pueblo en calidad de convicto y con el añadido de ser fruto del pecado. Por ello, se va a Francia y encuentra un regimiento ruso y se alista. Tras años y luchar mucho, Saravia acaba siendo general del Zar de Rusia. Allí, tras casarse y tener hijos, pierde a su familia y vuelve a quedarse sólo y a la sombra de la historia extremeña.

HERNANDO DE SOTO,

CONQUISTADOR

No se sabe bien si nació en Jerez de los Caballeros o Barcarrota pero fue sobre el 1500. Era un hidalgo, el 'segundón', "que con la ley del mayorazgo significaba que tenía reservada la iglesia para su futuro". Pero, influenciado por otros conquistadores y libros de caballería, consigue convencer a su padre para servir a un caballero, "tocándole de los más carniceros, Pedraria". De Soto se enamora de la hija de éste, y se embarca a la india. Fiel a su caballero por el amor que procesa por su hija intenta ser mediador entre el reino Inca y Pizarro. Sin embargo decide volver por Isabel, la hija del caballero. Tras esto, emprende la conquista de La Florida. No consigue oro ni glorias pero descubre el Mississippi donde curiosamente hunden su cuerpo tras su muerte.

FELICIANO CUESTA,

GUERRILLERO

"Si lo comparamos con Curro Jiménez, éste último era una hermanita de la caridad". Su vida es curiosa. Nace en Torrecillas de la Tiesa en tiempos en los que Carlos III decide emplazar un asentamiento en Villa Real de San Carlos donde eximía a los nuevos residentes del lugar de ingresar a filas. Por ese motivo, su padre lo llevó allí donde se crió. Por entonces, se declara la Guerra de la Independencia. A pesar de que por su condición no tiene que entrar en filas, Feliciano empieza a conocer los excesos de las tropas, motivo por el que forma una patrulla de guerrilleros compuesta por 20 personas entre amigos y familiares. Armados con lo poco que podían se echaron al monte para dar golpe a los franceses. La Junta los nombró entonces tropas de apoyo. Con tan sólo 50 soldados, pero gran conocimiento del terreno, llegaron a emboscar a 3.000 hombres franceses y echarlos de la zona. A partir de entonces, ya fueron reconocidos como soldados regulares. Durante el trienio liberal, Feliciano apoyó el absolutismo de Fernando VII por lo que fue perseguido, arrestado y acabó muriendo, tras participar en las Guerras Carlistas, en Badajoz.

CHICO CABRERA,

BANDOLERO

Chico Cabrera (1833) fue un bandolero, "pero un bandolero que pudo estar a la altura del Tempranillo, aunque sin esa aura de poder y de robar para los pobres". Se trató de un personaje super relevante que aparece en casi toda la prensa del siglo XIX, aunque siempre bajo su mote. Tras una vida de asaltos, se convirtió en uno de los principales objetivos de la Guardia Civil. Consiguió escapar varias veces de prisión aunque finalmente muere en el puente de Herreruela con Brozas en 1877 a manos de la Benemérita. Cuenta la leyenda que en sus últimos días pasaba las noches escondido en molinos destartalados y una de esas noches el dueño del molino, al descubrir una aventura entre él y su mujer, lo delata, algo que le lleva a su fin.