Casi de forma milagrosa, la cuenca del Tajo ha mantenido hasta hoy un espacio fluvial en un impecable estado de conservación: el río Almonte y las cuencas tributarias del Tozo, el Tamuja y el Magasca. En ella se dan cita numerosas especies incluidas en la Directiva de Aves de la Unión Europea, lo que ha motivado la declaración de la Zona de Especial Protección de las Aves y la Reserva de la Biosfera de Monfragüe. Por si fuera poco, los riberos en los que se encaja el río albergan valiosísimos testimonios arqueológicos. En consecuencia, sería imposible encontrar en la España mediterránea un espacio fluvial de mayor interés público legalmente reconocido. Este espacio excepcional ha sido elegido como posible lugar para la construcción de un embalse que pretende garantizar el abastecimiento de agua a la ciudad de Cáceres, al considerarse insuficientes los aportes realizados por la captación existente en el propio Almonte. Esta captación resulta ineficiente en los momentos puntuales en que la demanda del embalse de Alcántara hace descender el nivel de las aguas. Como posibles soluciones se plantean cuatro alternativas en los ríos Almonte, Magasca y Tamuja, todas ellas consistentes en la construcción de presas faraónicas, sin considerar la existencia de alternativas menos agresivas y más baratas y conduciendo a una situación que atenta contra las normativas asumidas por la Administración.

Es evidente que el abastecimiento de agua de Cáceres es una necesidad, pero, dado que la legislación ambiental así lo declara, dicha demanda debe hacerse compatible con la conservación de un espacio sobresaliente. Por tanto, el proyecto debería descartar las alternativas más agresivas y plantear otras de bajo impacto, cual es la de garantizar el abastecimiento de la captación ya existente o de una nueva. Por ello, la Plataforma solicita a la administración ambiental que considere una lista priorizada de las alternativas, incluyendo aquellas que han sido pasadas por alto sin una clara justificación, antes de autorizar el proyecto de abastecimiento; y por otro lado, que se proceda a la declaración del Almonte como corredor ecocultural , figura de la Ley extremeña de Espacios Protegidos que más se ajusta a las características de la zona y que permitiría su conservación y uso racional en el futuro.