La defensa de Alejandro Martín Niño, el autor de los disparos que en la madrugada del día de Reyes, en la plaza de Albatros, causaron la muerte del joven estudiante de Derecho Alejandro Clemente Ríos, de 19 años, solicita su libre absolución.

Según alegan sus abogados en la calificación provisional de los hechos, "nunca tuvo intención de matar a nadie", añadiendo que, para defenderse, "realizó tres disparos intimidatorios al aire, uno de los cuales, desgraciadamente, alcanzó a Alejandro Clemente provocándole la muerte no querida por el acusado".

Por ello, le consideran culpable de un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte, y de forma alternativa a éste, un delito de homicidio imprudente, y no del de asesinato que le imputan tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular --en ambos casos piden para el acusado la pena máxima, un total de 23 años de prisión--.

Frente a esta petición, la defensa solicita la libre absolución y, en caso de ser condenado, las penas mínimas, por estimar que son de aplicación ciertas eximentes y atenuantes. Citan, entre otras, la eximente de trastorno mental transitorio o, alternativamente, la atenuante de arrebato u obcecación, en concurrencia con la circunstancia de obrar el culpable a causa del consumo de alcohol y hachís; la eximente de legítima defensa; y la atenuante de confesar la infracción a las autoridades.

LA VERSION También discrepa la defensa con el fiscal y la acusación en la forma en que ocurrieron los hechos. Mientras que éstos sostienen que el acusado, tras ser increpado por un grupo de amigos por estar maltratando a su pareja, fue a su casa, recogió una pistola y volvió con la intención de dispararlos, la defensa mantiene que en ningún momento fue a casa y si disparó con el arma que llevaba en el pantalón fue para defenderse porque el grupo de amigos, entre los que se encontraba el fallecido, le agredieron y amenazaron.

Todo ocurrió sobre las tres de la madrugada del 6 de enero pasado en las escaleras que comunican la plaza de Albatros con la calle Doctor Fléming. Fue donde Alejandro Martín efectuó los "disparos intimidatorios" que causaron la muerte de Alejandro Clemente, "tras lo cual se marchó precipitadamente creyendo que era perseguido por todos y sin saber a ciencia cierta lo que había pasado".

Al día siguiente, por su pareja, se enteró de todo lo ocurrido "y decide permanecer en su domicilio a la espera de que llegue la policía, a la que se entregó".