El colectivo Salvemos la Cruz de los Caídos, que cuenta con casi 8.000 miembros, solicita ayuda a la Fundación Lumbini, promotora del complejo budista en la capital cacereña, para que se implique y conseguir así más apoyos para que el monumento no se tire. El Gobierno ya ha comunicado al ayuntamiento que la Cruz debe desaparecer para cumplir con la Memoria Histórica. El consistorio acatará la decisión aunque ya ha anunciado que no la derribará, sino que la cambiará de su emplazamiento habitual.

El colectivo se niega no solo a que el monumento se tire, sino a que se mueva de sitio. Ha remitido un escrito al presidente de Lumbini, José Manuel Vilanova, para solicitarse su colaboración ya que, según recoge el escrito, «la posición expresa de la Fundación Lumbini apoyando nuestra causa, que no es otra que conservar y respetar los símbolos de la religión mayoritaria en nuestro país, podría ser de gran ayuda en la defensa de nuestras creencias».

En el documento hacen un recorrido por la historia de la Cruz y en la que resaltan que en el año 1984 se eliminaron de la misma las referencias a la Guerra Civil. En su lugar, añade el escrito, se colocó una placa «con el escudo constitucional que homenajeaba a los caídos por ambos bandos». De esta forma, justfican los defensores de la Cruz, «se ponía fin a cualquier relación de la cruz con el franquismo». Es por esto que el colectivo está convencido de que cumple todos los requisitos para permanecer en su lugar. «Aunque a algunos les pueda seguir recordando a Franco, sobre todo a los más extremistas y anticlericales, no hay duda de que lo que queda solamente es una cruz cristiana. Es decir, que nunca se puede argumentar que se pide su supresión porque infringe la Ley de Memoria Histórica, y quien así lo exprese es fruto de la ignorancia o de la manipulación», dice la asociación a Lumbini.

Argumentan además que se dirigen a ellos dado que en un futuro las dos religiones, la budista y la cristiana, convivirán en la ciudad. Y añaden que «la supresión de nuestra Cruz podría levantar ciertas hostilidades entre la comunidad cristiana, ante la consideración de una cierta ralentización (o menoscabo) de nuestras creencias y simbología externa frente a las budistas», si llega a levantarse el complejo. Les piden, por eso, que remitan un escrito a las autoridades cacereñas en el que defiendan este monumento.

El documento ha sido enviado a la fundación por el portavoz del colectivo en defensa de la Cruz, Antonio Manuel Hurtado. «Pedimos que nos respeten porque nosotros respetamos a todo el mundo», insiste Hurtado.

El colectivo baraja realizar algún tipo de movilización cuando la pandemia lo permita. Además, la asociación de abogados cristianos ha recogido 63.028 firmas para que no se tire la Cruz.